22 noviembre 2023
- Estaba leyendo "las Coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre", en un intento de alardear de la memoria privilegiada que siempre me atribuían mis formadores, y me di cuenta de que la memoria es algo que tiene el mismo deterioro que el papel escrito o sin escribir que con el tiempo coge un color amarillento precioso, pero que no es más que una muestra de su puro deterioro.
- Pues bien, lo curioso fue comprobar que soy capaz de recordar la mayoría de los versos de esas coplas, pero por contra soy incapaz de saber lo que cené anoche o de qué día tengo cita en Neurología la semana que viene.
- Así que, recordando aquello que aprendí de memoria en esos lejanos años cincuenta, he escogido uno de esas coplas para traerla hasta aquí y para demostrar que, como la memoria, el papel amarillo, por viejo, si se cuida, todo lo que esté escrito en él se conserva, pero si hoy cojo una de esas hojas viejas y amarillentas, aunque estén en blanco (sin nada escrito en él), a nadie se le ocurriría usarlo ni tan siquiera para envolver alguno de esos bocadillos de atún con tomate que nos llevábamos al colegio para almorzar en esa feliz infancia.
- Dejo aquí la copla escogida que, por otra parte, es la más conocida y con ello comprobar si soy capaz de activar la vuestra (memoria), copla que quizás tenga que ver con la actitud que me gustaría mostrar siempre mientras el cuerpo no me abandone y que cuando lo haga sólo me deje activa la parte noble del alma y que lo haga, aunque sea colgada de la brocha del Creador y, desde luego, con una copa de buen vino en la mano izquierda:
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el placer;
cómo después de acordado
da dolor;
cómo a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
@etarragó
Fuente: etfreixes.blogspot.com