17 mayo 2023
- Fue un niño el que hoy me ha hecho creer en que no todo está perdido.
- Tropecé cuando me iba hacia el coche, me quedé de rodillas y mi muleta se fue lejos de mi alcance.
-Así arrodillado no puedo levantarme y echarme al suelo (recurso habitual en casa) para irme arrastrando hasta el banco para poner los brazos sobre él y levantarme hasta el lugar de asiento apoyando la barriga para luego irme incorporando, no era posible, me desollaría y la ropa quedaría para jubilarla.
- No se me ocurrían soluciones. Otras veces algún joven madrugador haciendo running pasa por ahí, pero hoy nadie parecía tener intención de pasar un rato al fresco para ver como nace el nuevo día.
- Me dije: Enrique, es cuestión de esperar, alguien acabará pasando, solo habrá que aguantar un insoportable dolor en las rodillas.
- Y así fue. A los pocos segundos, quizás algún minuto, vi como un coche aparcó justo al lado del mío y de él, derrochando energía, salió un muchacho de unos catorce años, que se lanzó en mi busca a la vez que desde el coche y saliendo de él, se oía la voz de un hombre mayor (de mi edad) que gritaba: "Daniel, ves con cuidado, aguántalo que ahora voy yo a ayudarte".
- Daniel y su abuelo, me levantaron, me sentaron en el banco, me acercaron la muleta y me preguntaron si me encontraba bien.
- Estuvieron un rato hablando conmigo, consolándome y contándome hasta cosas graciosas que ya ni recuerdo, pero lo que realmente me impactó fue lo que me dijo Daniel, mientras su abuelo parecía ausente observando el horizonte y el sol naciente: "Mire, vaya usted con cuidado, cuídese, no venga solo, seguro que tendrá nietos y si le pasara algo no se lo perdonarían. Si yo perdiera a mi abuelo o le pasara algo grave no podría vivir, él me lo ha enseñado todo, es un gran hombre, pero ahora está muy triste, la abuela murió hace un mes y ... (el muchacho se puso a llorar)."
- El abuelo se volvió y al ver como lloraba su nieto le preguntó si le pasaba algo. Daniel se volvió hacia a su abuelo, se acercó a él y lo abrazó y así, en esta posición, ellos abrazados y yo confortado, los tres como plañideras en plena labor, resurgimos de nuestras cenizas del sentimiento desbordado y nos pusimos a llorar y reír a la vez, era un sentimiento de pena y alegría, a la vez, que nos invadió y que casi no pudimos amainar hasta que me dejaron en el coche.
- Bendita la suerte mía hoy por haberme encontrado y conocido a dos personas buenas que no olvidaré en lo que me quede de vida.
Fuente: etfreixes.blogspot.com