12 mayo 2023
- Hay realidades que desbordan cualquier deseo imaginario y esto me sucedió esta madrugada.
- Recibí un aviso a través de una cuenta de Telegram que decía: "Enrique, hoy es viernes, te espero donde siempre y a la hora de siempre. Manuel está de viaje con el autobús electoral del partido, no volverá hasta el domingo por la noche".
- Me asusté, pensé que ya había llegado la temida hora donde la senilidad se hace fuerte, volví a mirar el mensaje por si hubiera alucinado, pero el mensaje seguía allí, el remitente era anónimo y sin foto de perfil.
- Me senté en mi banco frente al mar (hacía fresco), me subí la solapa de la chaquetilla para taparme el cuello y me lancé a contestar el fogoso y preocupante mensaje: ¿Quién eres? - escribí.
- Pasaron unos largos segundos, quizás minutos y el frío se estaba apoderando de mis huesos y de mis argumentos.
- Unos cinco minutos más tarde, cuando ya caminaba hacia el coche, oí el sonido de aviso de mensaje recibido.
- Ma paré y cuando iba a mirar lo que decía el mensaje un guardia local que atendía y protegía al equipo de limpieza de playas, se para ante mí y me pregunta si estoy bien.
- Sin saber por qué le contesté al guardia: No sé, creo que sí.
- El guardia me miró con cara del que ve a un loco fugado de Fontcalent (H. Siquiátrico) y me dijo en tono muy atento: ¿Le llevo a algún sitio, quiere que llame a una ambulancia?
- No, gracias agente, es que me acabo de acordar que tenía que ir a ver al Párroco que me espera para tomar café y me he dado cuenta de que casi voy a llegar tarde. Sonreí.
- El guardia estuvo unos segundos sin soltar prenda, mirándome con cara de estar tremendamente extrañado, tanto que pensé que si eso me pasa en USA me tira al suelo y me pega dos tiros. Finalmente se dio media vuelta y siguió a lo suyo detrás de los chicos de la limpieza y moviendo la cabeza de un lado a otro como un perrito de adorno de esos que se ponían en los coches en la "antigüedad no muy lejana".
- Yo seguí mi camino hasta el coche para que el guardia no pensara en volver y al sentarme en él (en el coche) me pongo como un poseso a abrir la mensajería de Telegram.
- Leo nuevamente el mensaje y veo que, efectivamente, no era una alucinación, pero había otro mensaje más, ella (la pecadora con su Manuel de viaje), había contestado: ¿quién voy a ser?
- Me pongo a pensar sobre si debo contestar o si, realmente, tengo que ir a ver al cura y preguntarle que debo hacer, aunque, eso sí, mi ego se me puso por las nubes, preguntándome si por muy innecesario, indeseado e imposible que sea, ¿se puede ser objeto de pasión oculta a los casi 74? - pensé.
- Bien, me armé de valor y dije, voy a preguntar otra vez, que por preguntar no se peca.
- Escribí: ¿No sé quien eres?
- Esta vez ella (seguramente alarmada por el retraso en recibir respuesta) aclaró la situación: ¿No eres Enrique Tomás?
- No, yo soy Enrique TL - contesté.
- Cabrón, haberlo dicho antes - contestó.
- Hay días que ...
Fuente: etfreixes.blogspot.com