unque tengamos dos ojos en nuestros rostros las apariencias de ciclopes son más que evidentes frente a la información sesgada que ingresa a borbotones hasta nuestros cerebros, produciendo ideas completas y concretas tras miradas nada imparciales, como si fuéramos unos anacoretas ante los acontecimientos que un mundo nos excreta encima y constantemente a través de impulsos canalizados hacia esferas de un tiempo imperfecto, dejando la sensación de ser seres incompletos.