Por Octavio Cruz González
El que las sociedades humanas mantengan como fundamentos educativos los mismos patrones y principios en que se basan los sistemas económicos que explotan los recursos naturales es donde se encuentra el origen de la acelerada deformación intelectual que viene acaeciendo desde la revolución industrial, horadando los cimientos y las estructuras sobre las cuales se sustenta la especie humana como tal junto a la existencia general, considerar como fundamento existencial filosofías, doctrinas, ideologías, modelos, normas, leyes, reglas y sistemas que se han impuesto sobre lo natural no es nada sabio ni ingenioso, más bien son las fuentes que minan la variabilidad genética de una fuerza evolutiva universal, compuesta ésta por la mutación de los materiales genéticos de los organismos, sumándose a los flujos alelopáticos en conjunto con las derivas genéticas, que son los mecanismos que completan una selección natural que viene siendo gravemente afectada por actitudes y comportamientos antropocéntricos, multiplicadores y divisores de una evolución inversa a la original, aunque al final de los tiempos asignados no serán motivo suficiente para detener y derrotar un proceso cósmico y sin control conocido.
Permitir por más tiempo el influjo de las concepciones religiosas junto a las fuerzas económicas alrededor de proyectos educacionales que van en contra de los desarrollos biológicos, comprendiendo y teniendo conciencia de los alcances que hasta ahora ha tenido esta tendencia materialista y capitalista, termina siendo el principal argumento para desconsiderar a la humanidad como el centro y eje de una intelectualidad verdadera y capaz, proporcionándole a las suspicacias que se generan todas las evidencias que conducen a considerar que mantenemos una tendencia a contener una estupidez crónica, que es la causante de la acelerada involución que viene padeciendo la vida en general sobre el planeta Tierra, multiplicando una extinción masiva distinta a las anteriores conocidas y estudiadas, causadas en su momento por fenómenos y efectos naturales, mientras que la actual se viene dando por una deformación mental de una criatura egocentrista, individualista, egoísta y salida de madre.
