El panorama que cada día visualizamos al despertar con nuestros ojos parecidos a ocelos de insectos, es un horizonte de eventos imaginados por nuestras miradas, como si fueran rompecabezas, encargados de transportar hasta nuestros cerebros transformaciones que han sido implantadas y rellenadas de ideas primorosas, virtualizadas hacia formas postizas que faciliten nuestras existencias cansinas para que podamos suponer verdades mentirosas con las que hagamos vidas venturosas en medio de vanidades ficticias y realidades desastrosas.
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