21 marzo 2023
- Todo el mundo tenía cara de haberse vestido para un bautizo o para ir a la Misa del Domingo de Ramos. Los más "antiguos" llevaban corbata negra y puntas del cuello de la camisa hacia arriba, los más modernos, (los nacidos en los 50), corbata roja o azul (según las creencias políticas de cada uno), y cuellos impecablemente almidonados, pero todos estaban como chiquillos ante un examen final de geografía, de los nervios. Uno, dos y hasta tres Belmontes llevaba cada uno, solo esperaban la llegada de la niña de la minifalda y que ya se estaba retrasando.
Todo empezó hace justo hoy una semana:
- Ella entró en el Ateneo de la Huerta (mi otra Patria), con aire altivo y andar decidido. Se sentó en la mesa junto a la vidriera, cruzó las piernas de modo desenfadado y muy perjudicial para la precaria salud coronaria de los del agro del ayer, y le soltó a nuestra bella y no menos decidida barista, nuestra sesentañera de infarto, Dorita, que, para entendernos, es nuestra Loli de la Huerta, lo siguiente: "Estoy buscando personal extra para un corto a emitir en la tv local sobre la vida de la gente del agro, su supervivencia y como se enfrentan al competente mundo de las grandes cadenas comercializadoras"
- La Dori, con cara de haberse comido un pan de molla de pueblo, es decir, como si lo hubiera hecho con una extensa y densa torta de aceite de la abuela, le contestó con el clásico barbarismo de siempre que se siente piropeada: ¿"Quedequé"?.
- La niña de la tv se la miró como el que ve a un ser surgido de las páginas de un anuncio del espectáculo del Molino Barcelonés de los 60 y le dijo: "Joder, no es tan difícil de entender" ... y entonces se levantó y a modo de político americano de película en blanco y negro, se puso a lanzar su maléfico discurso ante mis amigos de la Huerta más querida, añorada y olvidada ... "Chicos, estoy buscando unos mozos para ... bla bla bla ... la semana que viene, a esta misma hora vuelvo para hacer el casting y seleccionar a los que más convenga para ese corto televisivo".
- Y, ahira, ahí estamos todos hoy como la canción de Sabina ... "Y nos dieron las diez y las once, la una las dos y las tres ... ". Bueno, no son las tres, ya son las once y la niña de la minifalda sigue sin venir, pero aquí la fiesta es de la leche, "pijo", todos están más contentos que en el día del entierro de la sardina a medianoche. La Dori nos ha puesto música de cantos regionales y ... ay dios mio, estos olvidados seres del agro tienen una vitalidad envidiable para todo ... aunque todo el mundo los ignore y los mantenga en el mayor de los olvidos ... quizás por eso son mis amigos más queridos. Los quiero porque su vitalidad es contagiosa y porque nadie sabe que aún la tienen y no por ello se derrumban. Gente admirable.
Fuente: etarragof.blogspot.com