20 enero 2023
- Hay historias, siempre historias, que me gusta contar más que otras y hoy voy a contar una de las que me gusta y para que nadie abandone en esta lectura, a modo de spoiler, diré que tiene un final feliz, o eso creo.
- No sabía cómo deshacerme de mis miedos y no tuve más que cerrar la radio, no abrir la página de feeds de noticias y ponerme a ver el álbum digital de fotos de la antigüedad familiar. Al rato estaba ya muy recuperado, eso sí, una vez les había mostrado las fotos a todos mis compañeros del café de la madrugada, los cuáles, estoicamente, soportaron mi breve pero abundante exposición, y sus correspondientes comentarios, o sea, peor para peor. Me acordaba de cuando iba a casa de mis amigos recién casados en los 70 y te ponían el vídeo de la boda al grito de … «Ah, no os hemos enseñado el video de la boda, ¿verdad?» … y, zas, te lo pasaban y con comentarios.
- Mis cafetulianos amigos de hoy hacían la misma cara que yo hacía entonces, hacían cara de mártires en el foso de los leones de las películas de Bronston. Lo dejé (cerré el último álbum de fotos), vi que respiraban hondo.
- A todo eso y con ya una cara de alegría propia del jubilado que vive sus horas de libertad, carajillo en mano, Juan me dice, nos dice … «¿Sabéis que Felipe ha vuelto con su mujer?» – Lo de las despedidas del Sálvame-Diario con sus frikibailes y falsos abrazos, no es nada con la que se ha armado ahí; ¿Quéeeeeee, cómo?; Qué fuerte – decía arteramente Leonor; No es posible – decía Pepe; Me alegro – decía yo.
- Resulta que Felipe, uno de los grandes de la economía y buen político, de la zona del Vinalopó, destruyó su matrimonio, su familia y parte de su futuro, en los 90 (a sus 50 recién cumplidos), al liarse con su secretaria de modo indecoroso y poco íntimo, pues se lo hacían en la misma oficina y sin recato alguno … lo pillaron. Ella, Esther, su santa esposa, al poco se enamoró de un conocido y famoso, galeno del hospital de La Vila y se fue con él a vivir en Benidorm. Les duró siete años.
- Felipe, al año, por contra, ya no tuvo con quien dormir desde el mismo día siguiente en que se descubrió su solemne infidelidad, pues su secretaria estaba bien casada, y su relación con Don Felipe no era, precisamente, por amor, como debe ser cuando se trata de ascender al cielo como sea.
- Felipe, como los políticos de hoy y de siempre, (como él lo ha sido siempre), se dedicó a metérsela a cualquiera que se dejara … pero seguía enamorado de quien le dio el primer amor.
- Esperó, Felipe, a que su Esther, volviera de todos sus «miedos», (veinte años después), y de que dejara a su galeno de Benidorm y, entonces, Felipe, supo estar a la altura, es decir, supo mostrar su mejor cara: «Un tipo guapetón, casi setentón, y con ganas de ejercer de abuelo»
- Esther decía: "Yo nunca he dejado de quererle": – eso fue fulminante … se entendieron … eran dos almas perdidas con objetivos convergentes … y así llevan ya más de seis meses y de momento según cuentan los que gusta de contar todo: "Los vemos más felices que nunca".
- Y como decía mi Madre cuando me contaba un cuento: Y con un soplo vino el viento y ese viento se llevó el cuento.
PD: Adoro a la Loli, mi barista de estilo, por saberme traducir esta historia a cómo he sabido o querido, contarla.
Fuente: etarragof.blogspot.com