05 enero 2023
- Hace muy poco me preguntaba ¿por qué escribimos? hoy me hago la pregunta que da título a este contenido o post que hoy traigo aquí para darle sustento a mi subconsciente cuando alguien se hace o me hace esa pregunta.
- En estos días he andado ocupado (más de la cuenta) en esos reparadores "SPAs" de la Salud Sanitaria (pública y privada) y he tenido oportunidad de encontrar razones para justificar la presencia del título de cabecera de este post.
- Muy temprano, en la zona de "urgencias" de mi SPA favorito (hospital favorito), saliendo del consultorio nº 13, un hombre de uno sesenta y muchos, acompañado de una linda joven, rubia, con poco frío y muy activa, que parecía su hija, le oímos a él decirle a ella (a la rubia), con cara de desanimo y voz imperceptible: ¿Y por qué ahora, cariño, por qué? - Se abrazaron y así se quedaron durante unos largos segundos, hasta que él, moco en nariz y ojos rojos como el fuego, dijo lo que nos sorprendió a todos: ¿Por qué tenemos que morir?
- Por la tarde, en la mesa más alejada de la puerta del Ateneo de mis amores, la Loli y su amado Antoine, estaban tiernamente cogidos de la mano y sin dejar de mirarse no pronunciaban palabra alguna.
Pensé que estaban petrificados o que la Loli, como la esposa del bíblico Lot, había vuelto la mirada hacia atrás en el tiempo renunciando a todo, pero no, todo lo contrario.
Antoine, giró la cabeza, me vio, alzó la mano y me hizo ademanes de que fuera hacia ellos.
Siéntate, Enrique - me dijo.
¿Qué pasa, Antoine? - pregunté.
Tengo que pedirle algo a la Loli y quería que estuvieras delante.
Y Antoine cogió ahora con fuerza las manos de la Loli y se arrancó...
Loli, mi amor, mis setenta y tres no son nada que me pueda impedir quererte hasta el fin de nuestros días: ¿Quieres casarte conmigo?
- Por la mañana y por la tarde y en un tono absolutamente distinto, mis protagonistas de hoy dieron respuesta al título de este post. La primera fue una incontestable, terrible e inútil queja, la segunda, razones esenciales de vida como da la serenidad de un inesperado amor maduro.
- Con los años aprendes a fijarte en gestas que de muy joven ni las imaginabas, ahora, como escribió Amado Nervo, te das cuenta, cada vez más, que la vida es un relámpago entre dos largas noches.
Fuente: etfreixes.blogspot.com