En la Fachada de la Pasión del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia podemos observar este cuadro que contiene números que van del 1 al 15 y que nos permiten sumar 310 combinaciones diferentes sumados tanto horizontalmente, verticalmente o en diagonales, darán como resultado el número 33.
Los cuadrados mágicos se conocen desde el tercer milenio antes de Cristo, y tienen su origen en la antigua China.
Según una leyenda, era necesario ordenar las ofrendas en un cuadrado de 3 x 3 para calmar la ira de los dioses. También se conocían combinaciones de este tipo en las culturas antiguas de la India, Egipto, el mundo árabe y Grecia.
Según las diferentes tradiciones se han atribuido propiedades astrológicas y divinas a este tipo de cuadrados, a menudo representados en talismanes, y se han relacionado con el sol, la luna y los planetas del sistema solar.
Fueron introducidos en Occidente a partir del siglo XIV por los árabes y el monje griego Mochopoulos. A partir de entonces, atrajeron la atención de grandes matemáticos como Fermat, Pascal, Leibnitz o Euler, quienes les dedicaron diversas obras, a pesar de que no se conozca ninguna utilidad práctica concreta.