07 noviembre 2022
– Ellos iban cogidos de la mano como si hubieran nacido así, siempre unidos. Tenían diecisiete.
– Ellos unieron sus cuerpos y sus almas prometiéndose amor eterno en un feliz y lluvioso día de octubre. Tenían veintitrés prometedores años con toda una feliz vida por delante.
– Ellos tuvieron hijos, una prometedora y feliz vida emocional, familiar y profesional, manteniendo siempre su amor, el uno hacia el otro, a pesar de las mil dificultades que el mundo, su mundo, propuso a los chicos de su generación. Ellos tenían, cuarenta, cincuenta y muchos años más, fueron cumpliendo años felices, muy felices, apoyándose en su mutuo amor.
– Pero Ellos, aunque siguieron juntos Él no la reconocía, ni siquiera sabía dónde estaba su razón, ni cuando, ni como la amó tanto como la quiso siempre, mientras fue capaz de razonar sus argumentos y dirigir sus sentimientos. Pero Ella siguió junto a Él, le hizo hablar, le bromeaba, le daba besos, lo abrazaba, Ella aguantaba su ignorancia, aguantaba su mente instalada en el olvido de quien fue y hasta le siguió dando la razón como si Él la tuviera. Ella, sin poderlo evitar, le siguió amando siempre como el primer día. Ellos tenían muchos años, casi ochenta …
– Él entró en la terrible demencia del mal más asesino que cualquiera de los que hoy se conocen, el Alzheimer, el cuál lo llevó a un mundo desconocido para Él donde sólo el brazo, el alma y el amor de Ella y sin que Él lo pudiera entender, fue siempre su único impulso para seguir vivo en muerte.
– Hace una semana, me contaron hoy, que Ella murió de un cáncer cuyo seguimiento descuidó por atenderlo a Él. Pero lo más sorprendente, emotivo y hasta cruelmente deseable de esta historia, es que Él, a pesar de su Alzheimer, a pesar de su muerte en vida a la que la enfermedad le llevó, a pesar de que su razón le hiciera olvidar hasta quien era Él o cualquiera de los de su entorno, hoy, sí, justo una semana después de que Ella muriera, el también dejó la vida que aquí le quedaba.
– De este emocionado relato que hoy me trasladaron gente amiga y que yo he decidido plasmar aquí, no tiene, quizás, otra intención que la de intentar lanzar un mensaje al mundo de hoy, de que es más que posible que el amor esté por encima de cualquier otra voluntad, razón y/o cruel enfermedad y del cual y de su vital y, a veces, difícil existencia, tanto ignoramos los humanos.
Fuente: etarrago.over-blog.com