Los desiertos creados y desarrollados por la especie humana a partir de
u progreso imaginario, empezaron de nuevo a florecer, después de
haber desaparecido la especie señalada, a pesar de una lluvia acida por
siglos acumulada contra y bajo la superficie de un planeta agredido, ya
que es bien sabido que la naturaleza se rige por las leyes universales,
adaptándose rauda tras cada inmediata destrucción, es lo que en entropía
se llama evolución de lo derruido muchas veces; así sea por la actual
circunstancia de una ambición desbordada por unas cuantas criaturas,
autodenominadas inteligentes, aunque en el fondo sean incapaces de
comprender la salvajada de sus acciones, o tras la explosión de algo
imprevisto llegado desde la profundidad de un universo indomable.