emos traspasado, en nuestra corta historia como especie, tantos umbrales,
a través de nuestras creencias generales y por nuestras actividades industriales, comerciales y financieras, que nos hemos desprendimos del conocimiento natural, desaprendiendo las lecciones adquiridas y obtenidas, que ahora, en medio de la realidad aceptada como tal los humedales son estorbos y hasta los nacimientos mueren porque cómo sociedades a las fuentes de agua no les damos la importancia merecida entre las instancias verdaderas de un mundo que viene siendo derruido mientras lo construimos con las mentiras convenidas para realzar y resaltar a quienes hacen resonar los timbales de una guerra inmerecida sobre un planeta herido de muerte que no da más tiempo de espera a las decisiones valederas, requeridas para validar nuestra presencia en él y así podernos aferrar bien adentro de la conciencia universal.