Un día de Misa de un mes de septiembre cualquiera

 
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Un día de Misa de un mes de septiembre cualquiera


04 septiembre 2022

- Hoy es día festivo, de ir a Misa y eso he hecho. Primero el Rosario de las ocho con el consabido encuentro con la Capitana y sus minifalderas y devotas asistentas, después el sermón, la consagración y todo ese rito que todos seguimos con esos gestos de nuestro querido Párroco de "en pie" y/o "podéis sentaros" que yo asumo con obediencia militar. Entre los gestos que más me sorprenden (durante la Misa) son esos rezos/cuchicheo que nadie entiende (yo más por mi sordera creciente) y que yo, con los años, he aprendido a disimular soltando una verborrea ininteligible, lo cual hace que la Capitana (justo en el banco delante del mío) se vuelva y con sonrisa burlona me hace un gesto coqueto que me estremece ¿sabrá lo que digo? ¿soltaré la voz de mi traidor subconsciente? o es que, realmente, se está partiendo el culo de risa, sin más.

- Luego, pasado el tiempo al obligado culto cristiano, viene lo mejor. Un escogido grupo de feligreses veteranos en ello (en el culto) somos invitados a pasar a la Sacristía donde en una bendita mesa se presentan las pastas que Doña Gertrudis (una muy veterana compañera de viaje eclesiástico) prepara en su casa y nos trae para endulzarnos el alma. Mi querido cura favorito, una vez se quita la ropa del ritual concluido, aparece para traernos una botella de vino dulce que (a saber dónde la guarda) y al grito de "comencemos a disfrutar del día del Señor" va sirviendo. El cura va llenando las pequeñísimas copas que hay sobre la mesa, para la media docena o poco más de los escogidos fieles y que, sin duda, allí estamos para acompañarle en un día de culto que tan importante es para él, tanto como nuestra presencia (según confiesa) pues no están los tiempos para despreciar o no cuidar al grupo de los poco crecientes adeptos a la Fe.

- La reunión se convierte en un guirigay cuando hablamos de los que faltan (de los que oyen Misa por la radio y cuando pasan el plato la apagan), de la política de este Gobierno, de infieles y de lo maravilloso que es vivir sin pecado, siempre ayudando a los demás y vivir en plena armonía con la naturaleza y es ahí, justo ahí, cuando Doña Gertrudis, la misma Capitana y la cuarentañera y linda hija de Doña Margarita (que es de Lavapiés, la madre) estallan en un llanto incontrolable, lo cual obliga al Manuel (feligrés setentañero gran amante del madrugador Rosario) al cura y a mí, a entrar en abrazos de consuelo que se hacen interminablemente bellos, aunque nada pecaminosos.

- Ya me llamaban pecador pues falté a dos Misas el pasado mes, dados mis compromisos batablancarios, pero hoy he sido perdonado, no solo por el Cura (ante el que entré a confesarme con anterioridad) sino por el equipo al completo de fieles presentes en la devota gesta de comunión de almas en la Sacristía. Hoy vivo perdonado por todos ... alabemos al Señor y al día en el día que aún se nos permite seguir viviendo en ese culto irrenunciable, cual es el culto a la misma vida,

- Vivamos y si puede ser hagámoslo con salud y ganas de vivir amando para vivir.



Fuente: etfreixes.blogspot.com
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