Hay de aquellos seres humanos qué pudiendo ejercer acciones de poder, para con ellas
enerar bienestar social, sólo ocupan sus puestos buscando obtener supuestos beneficios
personales, porque van quedando expuestos en el lugar equivocado de la historia, dónde
sus procederes son los mayores ejemplos de la escoria que proviene de gente sin gloria.
Ahí, en esos sitios precisos de poder, también hay preciosos arquetipos de personas,
quienes a través de sus presiones logran torcer las funciones que reproducen los intereses
financieros contra las necesidades económicas de pueblos enteros, que al ser sometidos
a obedecer políticas oprobiosas desenroscan el poder facineroso de esos poderosos,
sometiéndolos después al escarnio público, logrando demostrar que el único triunfo
que en la historia tiene gloria es aquella victoria general de una sociedad equitativa,
capaz de existir en paz con ella misma, y con las demás.