08 julio 2022
- Ayer, en mi visita al Hospital, me di cuenta que a la gente le falta alegría y aunque el lugar no es para andar bailando fandangos de Huelva o arrearle a los cantos regionales, lo cierto es que noto esa falta de alegría por y para lo que los humanos fuimos concebidos.
- ¿Qué nos pasa? ¿Se nos olvidó que vivir es un regalo?
- Para redimir a toda la humanidad de mi entorno, vi y me enamoré de una enfermera con cara de niña, que luego me contó que tenía 26 años, que repartía sonrisas, bondad, amabilidad y disposición por atender a todo el mundo. Le pregunté como podía estar de tan buen humor en ese ambiente hospitalario y mucho más en esta época donde la pandemia amarga el presente y el futuro de muchos. Me contestó de una forma sencilla:
"Porque me gusta lo que hago y porque no entiendo otra forma de concebir la vida, no hay pena, no hay dolor, no hay tristeza posible, si entendemos que se nos ha regalado el mayor don que se puede dar a cualquier persona que nace: La vida".
- No puede evitarlo, me levanté y ante su sorpresa, le di una gran abrazo, terminado el cual le dije:
"Me alegra que pienses así, aún eres muy joven, pero las penas y los años acaban amargando la vida a mucha gente".
- Y ella me replicó, al tiempo que se despedía con una gran sonrisa en su linda cara y ojos llorosos:
"Me casé hace tres años, mi marido murió con los primeros infectados del coronavirus en el 2020, hace dos años, y yo sigo aquí luchando y dando apoyo a todo aquel que lo necesite. A él le hubiera gustado que yo fuera así, como siempre fui".
- Estuve unos minutos recapacitando, impresionado, en y por lo que me dijo ese joven ángel hospitalario y pensé que no tengo, no tenemos, derecho ni a quejarnos, ni a olvidarnos de estar agradeciendo a cada momento lo que tenemos.
- En la puerta del ascensor y mientras esperaba que este llegase, pasó mi ángel hospitalario tirando de una silla de ruedas llevando a una mujer de mi edad que reía complacida con la conversación que la angelical enfermera le daba. La miré, le sonreí y le dije: "Adiós, ángel" - Ella me contestó: "Mi nombre es Lisa" - "Yo, Enrique".
Fuente: etfreixes.blogspot.com