Rex mundi, o rey del mundo, fue una idea sugestiva, la cual surgió de una algarabía,
romovida en medio de las sociedades secretas en pleno proceso de descomposición
moral de una humanidad enervada tras la revolución industrial, periodo caracterizado por
la acumulación de poderes en pocas manos, sugerida por alguien que le entrego secretos
perversos a unos seres insolentes, a los cuales después los cátaros supieron interpelar,
pues habían interpretado la realidad de un mundo de seres acostumbrados a someterse,
hasta el punto que tuvieron que ser borrados de la faz del planeta para no tener
que volverlos a sobornar y así no tener que vivir sabiendo que podían reaparecer dentro
del escenario de una verdad cuestionable desde el punto de vista iconoclasta,
en cuanto que es ésta una mirada dónde los ídolos sobran y no cuadran, teniendo que
dejar en libertad al individuo de una manera que el negocio del control queda eliminado.