Aunque me tilden de negativista y alarmista, al punto que nadie más me lea,
voy a continuar diciendo lo que creo, ya que veo a una especie ciega y conformista,
siendo conducida hacia el abismo de lo antinatural por unas élites indecentes e innecesarias,
totalmente apoderadas de las fuerzas represivas de unos Estados alterados,
además, con las violencias desenfrenadas como herramientas legales para secuestrar,
y asesinar, a la conciencia universal, como también a la ciencia humana,
sin las cuales en sus caminos pueden hacer apología para ocultar que la politiquería,
las falsas religiones y las erradas economías son los opios de las sociedades
que se pretenden concentrar entre las ciudades, en medio de todas sus incapacidades.