*Por Maritza Baeza
El 18 de febrero del 2018, a las 18h55, la policía y los bomberos, atendían a un adolescente colombiano de 17 años, que hablaba solo castellano, semidesnudo, descalzo y en estado de shock. Era el joven adolecente casi un niño Nicky, como lo llamamos entonces por ser menor de edad, quien escapaba del despertar de una horrible pesadilla. Bajo engaños, un depravado sexual latinoamericano, lo había secuestrado, drogado y violado, posteriormente amenazado, se enfrascaron en una lucha donde el agresor perdió la vida.
¿Cómo se llegó a esta situación? Nos remontamos a esa fecha, donde en aquel entonces la noticia embargó de emociones encontradas a nuestra comunidad, algunos de ellos apoyaron económicamente para el pago de la defensa de Nicky.
Para él, era aquel febrero 2018, esperado, con temor por lo desconocido, pero con muchas ilusiones por haber realizado sus sueños. Nicky dejó su natal Colombia y emprendió el vuelo que lo llevaría a Francia como destinación. Era el lugar elegido por su madre y su tía, para emprender una nueva aventura y con tan solo 17 años estaba pleno, desbordante de entusiasmo con deseos de salir adelante. Era un nuevo país, con otro idioma y una cultura diferente; pero estas no serían barreras ni excusas para este joven que anhelaba trabajar para poder estudiar y algún día graduarse como arquitecto.
A poco más de un mes de instalarse en París, un episodio espeluznante cambio el rumbo de su vida; un escenario in imaginado se le presentó en el camino y se tornó en una pesadilla que lo afecta en la actualidad. Nicky, pago caro su inocencia, aquel menor de edad que buscaba una oportunidad para ir abriéndose paso, accedió a la invitación de José Terán Tafur, un tipo perverso que ofreciéndole una supuesta propuesta laboral, lo citó en su domicilio para indicarle los pasos a seguir antes de asumir en lo que sería su futuro empleo.
Nicky, desconocía el pasado oscuro y siniestro de este hombre, quien se desenvolvía como cocinero en un restaurante peruano de la ciudad luz. Un personaje repugnante que luego de citarlo como estaba pactado le invitó una bebida acompañada de alguna sustancia prohibida, la misma que luego de ser consumida le hizo perder el conocimiento y como consecuencia el control de la situación.
Las horas pasaron y como era lógico, Nicky despertó, pero cuál sería su sorpresa al verse desnudo junto al cuerpo del depravado que de forma premeditada alteró el contenido de la bebida para doparlo y abusar de él. No contento con su cometido, este miserable amenazó y atacó al menor con un cuchillo generándole algunos cortes en el brazo; frente a esta nueva agresión la víctima tuvo que defenderse, y en medio del forcejeo, le impactó con el arma punzocortante a su agresor quien perdió la vida en el acto.
Nicky logró escapar del lugar de los hechos con el brazo ensangrentado de las lesiones que el violador le ocasionó, la hemorragia se tornó incontenible y los vecinos que observaron la escena llamaron a los bomberos que acudieron en su auxilio, la intervención policial prosiguió como es normal en estos casos, para verificar la versión de los hechos.
Por Injusticias de la vida, la víctima fue acusada de homicidio voluntario, Nicky fue trasladado a un penal correccional de Rouen, en espera de un juicio que aún no se da, por un delito que él jamás originó y posteriormente trasladado al penal de Lille, cuando cumplió la mayoría de edad.
Lejos de su familia y sin saber el idioma, sus argumentos de defensa no fueron suficientes para esperar en libertad las investigaciones. Nicky no tiene antecedentes judiciales, ni penales en Colombia, tenía apenas un mes de estar en Francia, era menor de edad y tenía una visa de turista.
Estos hechos graves y tristes han marcado la vida de este joven que pagó caro, el haber confiado y reunido tras un encuentro casual en un consultorio médico de habla hispana, con la persona incorrecta.
Como es costumbre el apoyo consular y de las autoridades colombianas en Francia nunca llegaron. Solo una falsa promesa en su momento se escuchó de parte de ese sector administrativo, que con el tiempo se desvaneció. En contraparte, a iniciativa de Latinoamérica al Día, la comunidad latinoamericana en París, lo ayudaron poniendo en marcha actividades en la que se recaudaron 8 mil euros, para solventar el pago de un abogado defensor, gestiones de viaje de los testimonios y para que Nicky tuviera a su madre cerca.
El 22 de mayo de 2020, dos años después, Nicky fue puesto en arresto domiciliario con control judicial. Esta libertad condicional fue en consideración a la superpoblación de internos, la crisis sanitaria en el penal por el Covid-19 y su buena conducta. No obstante, a Nicky todavía le queda afrontar el juicio en la Corte de Assises de menores en Nanterre y la posibilidad de encarcelación está latente debido al trágico desenlace que acabó con la existencia de su agresor, de quien se sabe, había anteriormente realizado este mismo proceder; o sea drogar y abusar de sus víctimas en estado de fragilidad. Los testimonios no se hicieron esperar: De Francia y algunos que vinieron de España, lugar donde vivió antes, han rendido sus manifestaciones a las autoridades en su favor.
En estos momentos Nicky necesita de nuestra ayuda, desde el soporte moral que es necesario para alguien que nunca debió ser ingresado a un centro penitenciario, de aquel que ha sufrido del maltrato emocional y psicológico tras afrontar episodios dolorosos y también, porque lejos del infortunio y la maldad, mantiene la fortaleza y el deseo de insertarse en nuestra sociedad para continuar sus estudios, y ser alguien y salir adelante.
Por ello, Latinoamérica Al Día, hace el llamado, para que dentro de lo posible podamos colaborar, recolectando fondos a través de la plataforma Leetche, para el pago de su abogado. Nicky se encuentra ahora en control judicial 2 veces por semana y debe demostrar el día del juicio que estudia y trabaja, además de seguir un tratamiento psicológico.
Actualmente, Nicky consigue sus recursos, haciendo trabajos como mano de obra, o mil oficios, asegurando solo el pago de su vivienda en este crudo invierno. Paradójicamente, no le dieron ningún documento, pero existe la posibilidad de que, si consigue un contrato que le permita trabajar y estudiar en alternancia, el abogado puede solicitar este permiso.
A veces un hecho nos sensibiliza más que otros, con un hijo de 17 años a la época, esta tragedia me toco enormemente. En los años que trabajo en esta revista dos casos acapararon toda nuestra atención, el caso de Nicky y el caso del joven de 22 años fallecido en Orleans en el año 1919, en circunstancias muy penosas. Acompaño a Nicky según mi disponibilidad de tiempo, tengo fe en la sensibilidad y la participación de nuestra comunidad para ayudarlo y que pueda continuar su futuro libre, con esperanza y alegría. Para los que no me conocen, les aseguro que su colaboración será bien administrada e invertida única y absolutamente en la defensa judicial para conseguir la libertad del joven.
Fuerza Nicky, no estás solo.
En este enlace se pueden realizar los aportes para colaborar con este joven colombiano:
https://www.leetchi.com/c/nicky-no-esta-solo?fbclid=IwAR0PcR0bmjVHnMF5hZl6NFPKIbThNQzg64LZHPAEhJR-6cBjW5tft98T_xM
*Jefe de edición de la revista “Latinoamérica al día”
1998-2022
