12 enero 2022
– Abrí los ojos y noté que algo había cambiado.
– No tenía dolor alguno.
– ¿Estaré muerto? – me pregunté.
– Los lastimosos lloriqueos de mi vecino bebé me devolvió a la vida.
– Recordé lo que escribió la Beauvoir y su mensaje llegó, de modo claro, a la parte pensante de alguna de mis neuronas aún activas: «Cambia tu vida hoy, no apuestes al futuro, actúa ahora, sin demora».
– Alcé el alma y luego el cuerpo, abrí la ventana de mi dormitorio y grité en silencio: ¡¡¡Vivamos!!!
Fuente: etfreixes.blogspot.com