04 enero 2022
- Un gran amigo, compañero profesional y de correrías viajeras en ese mundo del ladrillo que tanto nos arrastró, me mandó hoy un mensaje-e algo largo y de largo alcance, en el que solo pude constatar desde que comencé a leerlo en que estado de soledad, tan cruel, se encontraba.
- Tiene, según le cuentan los pocos médicos que pueden atenderle, lo que ahora llaman varias patologías, apenas sale a la calle, se sienta desde bien temprano en su balcón frente al mar y sueña con hablarse, con entenderse piensa que quizás sea tarde para intentarlo, pero dice no perder la esperanza y que, a sus setenta y cuatro, quizás algún día el destino le conduzca a un lugar mejor.
- Él vive con su soledad, pero no vive solo, dice que ese será su castigo. No tuvieron hijos, se quedaron sin amigos y la pandemia y sus patologías lo tienen encarcelado en su linda casa de la Playa sin poder salir.
- "Quizás no esté solo - Enrique - ahora me alimento de mis recuerdos, de mis padres ... de vosotros, de los hijos que no tuve y de que existe algún lugar donde pronto quisiera ir..."
- Así terminaba, Pere, su nota-e. Al final de ella, apostilló:
"Te mando mi música de hoy, sé que te gusta, disfrutadla, así os veo".
Fuente: etfreixes.blogspot.com