Sobre este planeta cualquier tipo de organismo tiene los mismos derechos naturales
ue los seres humanos, sin embargo, nos hemos acostumbrado a desconocerlos,
en pro de justificar una personal y propia interpretación de la realidad,
a través de nuestra torpe y terca lectura, para luego proceder con nuestros actos,
dejando en el vacío la explicación más real por medio de una burda justificación,
que consiste y coexiste con el ancho espacio comprendido
entre nuestra cordura hasta la locura que aprendimos internamente a conciliar,
para creernos dominar el escenario que habitamos,
el cual no se cansa de lanzar, sobre nuestros rostros indolentes,
toneladas de evidencias, con las cuales nos alcanza a señalar
que en la realidad que inventamos, pero que evitamos deducir y analizar,
estamos totalmente equivocados.