Dejar constancia de nuestros pensamientos personales
simplemente son legados individuales intentando sentar posiciones éticas y morales,
lanzándolos al espacio como mensajes y convicciones íntimas,
buscando que los capten y los crean los demás,
para con ellos resaltar nuestras maneras particulares de pensar y actuar,
frente a las penas que producen y reparten especímenes de monstruos humanos,
pretendiendo éstos subyugar y dominar a todos por igual, ajenos e indolentes
de los daños y las muertes que innecesariamente sus procedimientos causan.
La naturaleza es un término universal, el cual incluye al planeta como tal,
a todas las especies que lo habitan, incluyéndonos,
y a la idea humana de un mundo donde debemos caber todos, sin embargo,
no se merece el trato que recibe de parte de las actuaciones de unos pocos personajes,
y de la omisión y sumisión de todos los demás y por igual,
porque esos pocos son el resultado de una aberración social,
evolucionada a partir de unas sociedades deformadas y alienadas,
siendo producto de una condición privada, intransferible y unipersonal,
degenerativa a raíz de una concepción humana, la cual prima hasta hoy,
surgida desde el núcleo de unas visiones y sentimientos individualistas y egoístas,
por más que ellos mismos se consideren y denominen genios capitalistas,
aunque sean incapaces materialistas, demostrando paralelamente,
ser el mayor lastre humanitario, hundiendo con sus actos denigrantes
la nave donde debemos todos flotar y navegar hacia objetivos más veraces y tenaces,
que únicamente verlos acumular riquezas materiales y poderes terrenales.