01 noviembre 2021
- Le contaba hace un rato a un buen amigo de esos del ayer, muy afectado por la falta de emotividad del personal de su exentorno profesional y político a la hora de saludarse y saludarle, que la popularidad muere cuando el poder se acaba.
- Es lo que hay. A veces, incluso, tienes la impresión de que te has vuelto transparente y eso, sin duda, es una gracia que, cuando la superas, acaba hasta gustándote pues ya no tienes que afeitarte para ir a pasear a la Playa o, ni siquiera, te tienes que cambiar de ropa para acercarte a El Corte Inglés a comprar ese pan especial de hojaldre que te pirra. Te puedes dejar el pelo largo, ponerte camisas anchas cayendo por encima del pantalón y hasta te da igual que digan que te han visto con Juana la de la Asociación de Constructores por Alfonso El Sabio.
- La Popularidad, del tamaño que sea, es efímera y laxante, eso sí, pero solo deja al descubierto, en las personas, el interés, el egoísmo y la falsa amistad.
- Cuando tienes poder, eres un señuelo de las aves de la rapiña, en eso te conviertes y no es que seas para ellos un guaperas inalcanzable, es que tienes algo que les interesa, solo eso.
- Quizás lo mas complicado sea saber prescindir de ella, de esa mala amiga que, a veces, te embauca y te hace sentir mas importante de lo que eres, sin serlo.
- Todos tenemos esa falsa sensación de popularidad que, por muy pequeña que sea, te gusta abandonarla, pero nuca que te la quiten.
- Como escribía Antonio Tabucci en esa gran obra que me pirra, “Sostiene Pereira”, repetiré aquí una de las repetidas frases al referirse en él a su protagonista: “... sin embargo sentía una gran nostalgia, de qué no podría decirlo, pero era una gran nostalgia de una vida pasada y de una vida futura, sostiene Pereira”.
Fuente: etarragof.blogspot.com