23 octubre 2021
- Mi café de hoy ha sido en uno de esos rincones entrañables donde ves pasar a la gente por las mesas de alrededor y donde todo el mundo cuenta, acaloradamente, cosas que solo son suyas, pero lo hacen como si nadie las oyera, o creyeran que nadie las pudiera oír.
- Pero no es así, aunque no quieras, la prueba la tenéis en mí, tengo ya una sordera Beethoveniana que es de cuidado y, sin embargo, aún y con la mascarilla FFP2, los oigo.
- Pero hoy la cosa estaba negra, bueno, más bien amarilla.
- Un grupo familiar al completo, llevaban como un mueble a un anciano, más anciano que yo pues el hijo era casi de mi edad, y lo sientan con la amable chica colombiana que lo atiende, en una mesa, de tal suerte que el anciano, en el “no va más” de su indolencia, o de su impotencia, se ha meado la “patabajo”, dejando “chopo” el pantalón, la silla y el suelo alrededor de la silla de la cafetería. La colombiana, muy eficiente ella, lo que hace es apartar inmediatamente al viejo y sentarlo en otra mesa, para salir corriendo en busca del que sería el hijo del anciano.
- Lo peor, lo poco edificante y lo escasamente gratificante, ha sido la bronca que el hijo le ha soltado al anciano, con el desprecio que lo ha hecho y como ha tratado al hombre, el cual, como saco roto, ha sido arrastrado por el hijo hacia la zona de lavabos, mostrando éste una cara como la del Maradona con el “me la chupan” de siempre. Como si el anciano tuviera la culpa.
- Hace un par de días coloqué el Video de “Qué es esto” y hoy he visto y vivido, este video en directo que me ha hecho volver a creer en la inhumanidad con que se produce, en algunos casos, un comportamiento inexplicable de algunos descendientes hacia sus progenitores. Ni los animales tienen comportamientos así.
“Enrique déjalo, eso siempre ha sido así, hay gente así y seguirá habiéndola, no te tortures, no todo el mundo es así”.
Si cariño, eso voy a creer. Eso quiero creer.
- Y ya no hemos querido ver más, sin terminar nuestro café y avisando al responsable de la limpieza del local, pues nadie lo había hecho, nos hemos ido hacia un mundo mejor, el nuestro, el que quiero vivir y en el que quiero morir cada día un poco.
Nota: La familia del anciano, excepto la amable colombiana, todos eran Ingleses de la misma England como diría la Hestevan.
Fuente: etarragof.blogspot.com