Horror: Antivacunas, 'chemstrail' - ¿Qué nos hace creer en teorías sin base científica?

 
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 Horror: Antivacunas, 'chemstrail' - ¿Qué nos hace creer en teorías sin base científica?


29 septiembre 2021

- Volvamos a hablar de los antivacunas. Dejo aquí un artículo al que no hace falta presentación:
_____________________________________

Antivacunas, 'chemstrail'... ¿Qué nos hace creer en teorías sin base científica? ¿Hay personas más propensas a ello?

Nani F. Cores NOTICIA 29.09.2021 - 07:59H

La Organización Mundial de la Salud ya se refiere a ello como una segunda pandemia: la infodemia.

Las investigaciones demuestran que existe un fuerte vínculo ente el estrés y la credibilidad de las teorías conspirativas.
Estas teorías permiten recobrar un cierto grado de control sobre un entorno que nos supera.

Antivacunas, chemstrail (también llamadas estelas químicas) para modificar el clima y provocar enfermedades, el 5G como vehículo para esparcir el coronavirus... En el último año y medio hemos visto como la proliferación de teorías sin base científica ha sufrido un aumento incontrolado. Hasta tal punto que la Organización Mundial de la Salud ya se refiere a ello como una segunda pandemia: la infodemia.

Pero las teorías de la conspiración no son un fenómeno nuevo. Según declaró a BBC el profesor Joe Uscinski, autor de American Conspiracy Theories: “Todo el mundo cree en alguna y quizás en más de una. La razón es sencilla: hay un número infinito de teorías de la conspiración ahí fuera. Si hiciéramos una encuesta, todo el mundo marcaría varias casillas”.

El fenómeno, por supuesto, no es exclusivo de Estados Unidos, aunque quizás en este país hayan surgido algunas de las teorías más estrambóticas y a la vez arraigadas de todos los tiempos. Un estudio realizado en 2015 por la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, concluyó que la mayoría de los británicos marcaban una casilla tras presentarles una lista de cinco teorías.

“Nos resulta más fácil aceptar una teoría de la conspiración porque la realidad es mucho más caótica, azarosa y difícil de asumir”, explicaba al mismo medio Chris French, psicólogo y profesor de la Universidad de Goldsmith, en Londres. Añadiendo que es difícil de definir el perfil de persona que se deja arrastrar por dichas teorías: “cuando miras los datos demográficos, las creencias en conspiraciones atraviesa las clases sociales, el género y la edad”. Sobre ello volveremos un poco más adelante.

Lo primero sería preguntarse: ¿por qué creemos en estas conspiraciones? Los expertos, entre ellos el doctor Mike Wood, psicólogo de la Universidad de Winchester, señalan que “cuando uno no siente en control de su vida, en situaciones de estrés o angustia, se vuelve mucho más susceptible a creer en conspiraciones”.

El miedo lo puede todo

Recientes investigaciones demuestran que existe un fuerte vínculo ente el estrés y la credibilidad de las teorías conspirativas. Esto explica, por tanto, que en los últimos meses hayan aparecido un gran número de teorías sin ninguna base real o científica ligadas a la crisis del coronavirus. Según los expertos, el caldo de cultivo para que se produjese este fenómeno era el idóneo: una situación que se vive con mucho miedo e incertidumbre, donde apenas hay información o conocimientos sobre el virus y donde la ciencia, al menos de una forma temporal, no puede darnos respuestas o soluciones.

Estas teorías, por su parte, ofrecen respuestas fáciles de creer. Sobre todo, porque, como explica el profesor French, el ser humano necesita buscar 'un culpable’ y éstas le ponen nombre y apellido. Señalan al enemigo contra el que se debe luchar. “Asumimos que cuando algo sucede, sucede porque alguien o algo lo hizo por una razón".

Para Kate Starbird, profesora de la Universidad de Washington especializada en la reacción de las redes sociales a las crisis y con varios estudios sobre la expansión online de rumores, se trata de un proceso mental natural: “No creo que sea malo intentar comprender lo que pasa, es parte de la psicología humana. Queremos explicaciones claras que tengan sentido ante hechos como los tiroteos colectivos o los ataques terroristas", explica. "Nos resulta más fácil aceptar una teoría de la conspiración en la que alguien maneja los hilos porque la realidad... la realidad es mucho más caótica y azarosa, y es muy difícil asumir algo así”. De alguna manera, las teorías conspirativas permiten recobrar un cierto grado de control sobre un entorno que nos supera.

Sin embargo, para la especialista, el problema surge cuando a partir de este proceso natural hay personas que diseñan intencionadamente y en su propio beneficio un discurso específico. “El proceso de buscarle el sentido a algo, el proceso natural, queda secuestrado por personas que de alguna manera quieren tener esa otra conversación. Y lo hacen por diferentes motivos”. En la mayoría de los casos esos fines son económicos - generar público que aumentan el tráfico de páginas web, por ejemplo- o ideológicos. De hecho, como hemos podido comprobar durante la pandemia, se produce también cierto descrédito de las instituciones y una gran polarización política.

Por tanto, en un escenario dominado por el miedo y la desconfianza habrá mayor receptividad a las teorías sin base científica. Algo que sumado a la era digital aumenta considerablemente el acceso de la población a dichas teorías y difusión por la red.

Sin embargo, y cuando se trata sobre todo de temas relacionados con la salud de las personas, este tipo de creencias pueden provocar daños muy perniciosos: como está ocurriendo con pacientes graves con Covid que no han querido vacunarse o con movimientos antivacunas anteriores que han provocado que niños de países desarrollados se hayan contagiado de enfermedades que se creían erradicadas como la difteria o la rubeola.
Cuestión de fe

Pero volvamos al principio. ¿Hay personas más receptivas que otras a creer en este tipo de teorías? Existen diversas investigaciones que han estudiado el perfil de quienes se suponen más susceptibles. La mayoría han concluido que tener un menor pensamiento analítico, menor nivel educativo, mayor tendencia a sobrestimar la probabilidad de co-ocurrencia de eventos o mayor tendencia a percibir intencionalidad cuando no existe son factores que ayudan.

A lo que habría que sumar otros grupos como los de aquellas personas que presenta mayores niveles de ansiedad y pérdida de empoderamiento psicológico e, incluso, las que se identifican con orientaciones políticas que no son mayoritarias o con un mayor sentimiento de falta de poder.

Fuente: https://www.20minutos.es/salud/actualidad/antivacunas-chemstrails-que-nos-hace-creer-en-teorias-sin-base-cientifica-hay-personas-mas-propensas-a-ello-4834847/



Fuente: etf-cajon-de-satre.blogspot.com
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