17 septiembre 2021
– Hay momentos en que crees estar despierto, en otros, lo sabes.
– Oculista: Se le caen las gafas, pero no se preocupe, yo se las ajusto. Déjemelas que ya lo arreglaré cuando tenga un momento. Fue el lunes, hoy es viernes. Problema, se rompió una patilla de la gafa y es de Armani.
– Compro mis dos barras de pan integral con blanco, (que siempre escasean), y le digo a la linda panadera que me las guarde pues voy al herbolario que está treinta metros más allá. ¿Enrique, le congelo las barras de pan mientras vuelve?
– La frutera me recomienda que los tomates no los ponga en la nevera. Le digo que están muy fríos y me replica: “Claro, están en la cámara frigorífica desde junio”.
– Llega el repartidor del supermercado y … el ascensor está averiado. Llamada al interfono: ¿Se lo subo o bajan a buscarlo?
– No someteré a ninguno de mis escasos pero benefactores lectores, a que deban suponer o investigar, sobre cuál es el final de cada uno de esos diálogos generados en mis encuentros sociales del día, no, solo me estaba yo preguntando si hay que estar despierto para oír todo eso y en un solo día.
– Lo mejor del día, no obstante, sucede cuando mi adorable vecina de no sé qué piso más arriba del nuestro, al cruzarse conmigo en el ascensor en la planta del garaje, se ha vuelto con ojos majestuosos de gata zafiro y elegante ropaje, me ha mirado como si fuera a darme el pésame por algo lúdico imposible y me ha dicho en un tono suave, pícaro, seductor y majestuoso: “Paco Rabanne… ¿verdad?”
Fuente: etfreixes.blogspot.com