Quienes aseguran, aunque no explican cómo, que un Dios creó el universo en siete días,
unca han podido demostrarlo ni tampoco explicar que se puso a hacer él después,
porque ése jamás ha sido el motivo, lo que siempre han buscado es otro oscuro objetivo,
someter a todos los que les ha ido en sus existencias como a los perros en los templos,
o sea, tomados a patadas para que no escuchen ni entiendan el significado de una misa,
consecuentemente, conducirlos hasta el extremo en que acepten sin protesta, y con fe,
la teoría con la cual los arrean sumisamente por la vida como ganado hacia el matadero.