Ya creo que ningún colombiano de bien pueda defender lo indefendible, justificar lo injustificable. Por ciego, torpe o estúpido que sea no puede tratar de ocultar toda la podredumbre que se esconde y fomenta desde el gobierno nacional.
Una vez más formulamos un llamado al pueblo colombiano para que veamos la realidad de un gobierno que tiene entre sus allegados y altos funcionarios a representantes de clanes y mafias a los que no les importa el futuro de los colombianos y que, por el contrario, lo envilecen y empobrecen con sus oprobiosos actos.
El caso de la ministra Mintic's no es aislado. Pero sí, quizás, uno de los más graves y delicados en la historia de la corrupción en Colombia.
Y lo es por la sencilla razón que le ha robado el futuro al sector rural de Colombia, a esos niños campesinos que se quedaron sin conectividad y que tendrán que educarse como si aún estuvieran en el siglo XX.
Seguramente tendrán que pasar otros veinte o treinta años para que nuestros niños campesinos puedan educarse bajo parámetros de una tecnología acorde a nuestros días y momento histórico.
Por lo denunciado podemos comprobar la realidad de unas mafias y clanes que no se cansan de robar el presupuesto de los colombianos y que se asientan en cada una de nuestras regiones.
Nuestros campesinos deberian estar indignados hasta la coronilla por el raponazo presupuestal del que fueron víctimas. Es a ellos a quienes les esquilmaron este 1.1 billones de pesos. Dineros que se esfumaron y que reposan en paraísos fiscales.
Por más adeptos que seamos de un gobierno, no podemos ser tan torpes para aplaudir o ignorar tanta corrupción. Hacerlo sería convertirse en cómplice.
Los hechos hablan por sí solos, las pruebas están ahí. Estamos ante la rapacidad de una clase corrupta y de un pueblo envilecido. El compromiso es grande y la única manera de acabar con tanta vsgabunderia es en las urnas.
Le robaron el futuro a Colombia, la educación a los niños campesinos.