Tal sarcopto de carne y hueso, similares a los ácaros compuestos de quitina,
os humanos somos los organismos causantes de una especie de sarna sobre la piel de la Tierra,
directos responsables de una terrible picazón que promovemos a través de nuestros sistemas de vida,
generando un salpullido criminal que va dejando sin protección la superficie de un planeta enfermo por nosotros,
en el cual se completa un círculo vicioso, considerándolo virtuoso, aunque sea un ciclo tormentoso.
Tras cada segundo que mantengamos nuestro ritmo y nuestro estilo, sobre un planeta sometido a nosotros,
seremos testigos silenciosos de los efectos perniciosos que producimos con denuedo,
sin que nos provoque remordimientos, ni ganas de cambiar, tras los procedimientos que impulsamos e imponemos.