Quién fue Arístides de Sousa Mendes, el cónsul portugués que salvó 30.000 vidas

 
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Arístides sorprendió a propios y extraños cuando en junio de 1940 decidió desobedecer la Circular número 14 dictada por el dictador Salazar.

Quién fue Arístides de Sousa Mendes, el cónsul portugués que salvó 30.000 vidas

Después de una vasta carrera diplomática, Arístides de Sousa Mendes fue designado al frente del Consulado de Portugal en Burdeos durante uno de los períodos más trágicos de la historia mundial: el Holocausto.

Arístides sorprendió a propios y extraños cuando en junio de 1940 decidió desobedecer la Circular número 14 dictada por el dictador Salazar, que prohibía emitir visas a los perseguidos por el nazismo que sin miramientos invadía Francia.
Hasta aquí la historia es como la de tantos otros “Justos entre las Naciones” que arriesgaron sus propias vidas para salvar a personas desconocidas de lo que sería una muerte segura. En un hospital franciscano de Lisboa fallece en la pobreza el 3 de abril de 1954. Pero recién en 1966 y, ante la multiplicidad de testimonios, es reconocido por Israel y 20 años, en 1986, después de un largo letargo los portugueses comienzan un lento y accidentado peregrinaje hacia su reivindicación aún hasta nuestros días.

A mi juicio la mayor proeza contemporánea ha sido llevada adelante por un puñado de hombres y mujeres, amigos y familiares del Cónsul que no claudicaron, que aun viendo como las puertas se cerraban una y otra vez, persistieron escribiendo a los diarios; participaron de actos; llamaron a las radios; e insistieron para que la historia no sea tergiversada y el acto de conciencia de aquel hombre, nacido el 19 de julio de 1885 en Cabanas de Viriato, no sea olvidada.

Hace algunos años tuve el orgullo de conocer a dos de sus nietos, Francisco que fue un joven soldado protagonista de la Revolución de los Claveles que le devolvió la libertad a Portugal y a Antonio Moncada Sousa Mendes, que a través de los años se fue convirtiendo en el biógrafo de su abuelo y una de las palabras más autorizadas a la hora de hablar del mayor humanista portugués de los últimos tiempos.

Sin embargo, no hay rosas sin espinas. Conmovido por la historia que relato y al cumplirse en 2015 un nuevo aniversario del firmado de las visas en Burdeos, presenté en Buenos Aires un proyecto para la colocación de una placa en la Plaza Portugal y su nombre se escuchó por primera vez en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, reconocimiento que fue aprobado por unanimidad con el apoyo de las Embajadas de Alemania, Israel y Francia. Sugestivamente el Embajador de Portugal en Argentina, Henrique Silveira Borges, se opuso tenazmente al proyecto. El único y significativo apoyo que recibí, que es hoy uno de mis mayores orgullos, nada más y nada menos provino de su nieto Antonio que me hizo llegar su solidaridad desde aquel Estado, es que su nieto sabía muy bien de lidiar con fascistas de todos los colores.
Más tarde, y gracias a la valentía del periodista Marcio Resende, el escándalo llegó a la prensa y el Embajador Silveira Borges después de esgrimir una serie de falacias se vio obligado a realizar el reconocimiento junto a la comunidad portuguesa de Buenos Aires que me dejó literalmente solo, y tiempo más tarde el Gobierno Portugués decidió apañarlo con un ascenso en la carrera diplomática confirmando el lema popular de aquello que “entre bueyes no hay cornadas”.

La incomprensible actitud del 2015 me hizo conocer una cantidad de hombres y mujeres que aún hoy defienden la brutalidad de un régimen que gobernó el país durante más de 40 años, más recientemente en las elecciones medio millón de portugueses votaron por la extrema derecha que amenaza al Estado y gran parte de Europa.

Pareciera que los días venideros serán más luminosos ya que recientemente el gobierno lusitano acaba de crear una comisión para la honra del diplomático y en América Latina, donde su nombre es todavía poco conocido, el Seminario Rabínico Latinoamericano junto al Ex-Embajador Joao Ribeiro de Almeida inauguraron la “Cátedra Arístides de Sousa Mendes” en la que pude participar realizando mi modesto aporte el año pasado.

De todos modos, los custodios inclaudicables de los valores inculcados por el Cónsul de Burdeos seremos siempre los ciudadanos comunes, los hombres de a pie, aquellos demócratas anónimos que lejos de cualquier oportunismo y ante cada adversidad repiten la más conocida máxima de aquel héroe que, con apenas una lapicera, logró salvar a más de 30.000 personas: “Prefiero estar con Dios en contra de los hombres, que con los hombres en contra de Dios”.
Víctor Antonio Lopes
Gestor Cultural argentino-portugués.

https://www.ambito.com/opiniones/portugal/quien-fue-aristides-sousa-mendes-el-consul-portugues-que-30000-vidas-n5196284

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