17 junio 2021
Me enamoré del mundo de la fotografía desde muy niño, claro que también me enamoré de muchas otras cosas menos apostólicas, pero nunca les fallé. Fotografía que veía y veo, fotografía que guardaba y guardo. Casi todas saben algo que yo no sé o no supe ver, en su momento y que, poco a poco, voy abrazándolas en mi reencuentro con ellas y les saco a muchas las verdades que nunca imaginé.
Mientras tanto, aunque hago menos fotos por evitar un cisma entre mis dos vidas, la existencia que no consigo retratar discurre entre obleas imaginarias donde más duelen, el pecado campa a sus anchas por Babilonia, y yo, sin duda, me quedaré en las aguas del Nilo esperando a que me recoja la hija del Faraón. En mi locura senil, cruel como la vida misma, haciéndome mayor y reivindicando, como cualquiera puede ver, que las Púnicas no han terminado nunca, voy contando en los pasillos del universo que viene, (en el desierto), que este mundo se ha vuelto loco, se desertiza sin que nadie pestañee y la invasión de los mundos del sur hacia los del Norte ya no es inminente, no, ya es real. ¿Alguien entiende por qué? ¿Despertará el cóndor a tiempo?
Fuente: etarragof.blogspot.com