Nuestro llamado de alerta y atención es para advertir que no podemos caer, ni siquiera arrimarnos, como sociedad, a una absurda lucha de clases, cuando la mayoría de colombianos hacemos parte de la misma clase trabajadora, unos con más suerte y quizás más preparación que otros, por distintas circunstancias de vida, aunque todos obligadamente tenemos que asumir la misma responsabilidad para a partir de ella instaurar un régimen social que permita irrigar el bienestar, la justicia y la equidad entre todos sus habitantes.
olombia se tiene que enfocar en abolir al clientelismo político, padre promotor de la actual desaforada corrupción, la cual está desangrando al país sin permitirle progresar, y la mejor manera, quizás la única, es promover que a los cargos de responsabilidad administrativa y pública, por elección libre y popular, lleguen quienes no lo quieren hacer, los más preparados, honrados y capaces, ante los escenarios que hoy se viven en ellos, temerosos de servir para ser violentados o asesinados por no estar de acuerdo, oponerse o combatir a las mafias que hoy tienen cooptado al Estado.
De allí que nuestra propuesta sea organizar una revuelta civil, pacífica e inteligente para lograr alcanzar estás metas públicas y sociales, antes que lanzar al país hacia una guerra sin cuartel y sin control, que nadie sabe dónde y cuándo pueda concluir.