Brotándole pus de todas las heridas autoinfligidas,
a humanidad recorre el planeta esparciendo su podredumbre,
la cual critica si ésta llega a provenir de la naturaleza enferma y destruida,
quien le responde así ante cada bajeza de su parte.
Cada nuevo día es uno menos, y cada segundo gastado en él
le hará falta en el futuro cercano,
cuando ya nadie pueda recordar la clave que contiene
el ingreso al gen evolutivo,
el mismo que sostiene al núcleo de la vida despreciada,
en cuanto que de él mismo emana la causal que tiene a la especie humana
pendida de un hilo, muy próximo a reventarse,
como igual ocurre en cada pústula que rodea a sus heridas.