08 noviembre 2020
Josete es un chico simpático que a sus setenta y seis ya no fuma, ni bebe, solo un "Belmonte" o dos, antes de las ocho de la madrugada, luego se lanza a descubrir mundo. Nunca he sabido si lloró cuando se le murió un hijo que estaba en misión militar en Afganistán, o como pudo sobrellevar lo de la muerte cruel de su querida Pruden a la que se llevó un cáncer de pecho, asesino. Tampoco pude preguntarle nunca que pasó con su hija Encarni, a la que a sus dieciocho embarazó un rumano que acabó llevándosela a Oraiova, (Rumanía). No no pude nunca saber de su vida pues nuestra única relación era un respetuoso "holaquetal" y un "que golazo de Messi", en la barra del Ateneo de la Huerta durante cualquiera de esos inolvidables momentos que vivo en ella, en La Huerta.
Hoy, Josete me paró, me habló, lloró sin que él lo notara y me contó toda una larga historia que yo, aunque siempre me la preguntara, nunca le pregunté. Me lo quiso contar y me lo contó. Obviaré contar más detalles de la parte más cruel ya esbozada aquí para sólo recordar la última parte de su historia de hoy ... "Enrique, con todo lo vivido y a pesar de ello, soy muy feliz. Vivo en el recuerdo de todo lo vivido, de lo feliz que fui y de lo que aún lo soy, pues tras veintidós años de ausencia, mi hija Encarni vendrá a verme por Navidad si el dichoso coronavirus no lo impide, y me traerá a sus tres rumanitos y a un parisino fruto de Alain, su pareja actual, con el que vive desde hace un año en un céntrico apartamento del más viejo París ... incluso me ha dicho que si quiero puedo irme a vivir con ellos". Noté que mi viejo conocido huertano tenía ganas de demostrarme su felicidad y le he abrazado, con todo el riesgo que ello conlleva, en señal de confianza, admiración y aprobación, y Josete, apretándome, me ha dejado su sentido y emocionado moco en mi oreja ... y en mi alma. El adiós ha sido como un ... "me alegro de haberte conocido y de haberte encontrado hoy para contártelo".
Me di cuenta hoy - otra vez - que esas cosas del sentimiento empiezan a afectarme... cada vez más ... "ai deu meu" - decía mi Santa abuela Rosa en estos casos, yo ... también empiezo a decirlo, ya ... "ai deu meu".
Fuente: etarragof.blogspot.com