Fotografía de Robert Capa
11 octubre 2020
Tomando café italiano express en mi cielo favorito ..
Antoine estaba muerto pues había tenido otra noche loca de amor, copas y charla entrecortada, mientras iba a por uvas; Luisa, esa chica del Senegal de nombre impronunciable, pero a la que todo el mundo llama Luisa, nos dice que su "boss" la ha dejado embarazada y que no quiere saber nada de ella y que, además, por ser ilegal la va a denunciar; Leonor admite que su edad para el amor, a sus más de setenta y muchos, ya no es lo que era ante el asombro de todos, tanto que a Charo, la guapa y joven ayudante de la Loli, al oírlo, se le ha caído la bandeja con todos los cafés, cruasants y otras perniciosas viandas del mal, al histórico mármol rosa portugués del pavimento del mas restaurador lugar del Ateneo; Julián no ha desvelado su asunto con la guapa del sábado pero viene más contento que el presuntuoso Ronaldo cuando marca un gol aunque sea con el culo.
Lo más curioso de andar ahí sentado en mi rincón, observándolos, escuchándolos, sintiéndolos, es que eso me hace sentir vivo, sí, sé por ellos que la vida fuera de mi entorno más cercano aún existe, que eso es posible cuando las personas de muy distinto pensar, hacer y querer, son capaces de convivir bajo un mismo techo social administrando con acierto, tan sólo, su verbo, sus formas y sus ganas de querer hacerlo posible por haberse dado cuenta de que ello es tan necesario como su propia necesidad de vivir.
Vivir para ver, para escuchar... para sentir, para recordar que el tiempo para creer aún existe a cualquier edad y en cualquier momento.
Fuente: etarragof.blogspot.com