El mundo, el material, político, físico y hasta el imaginario,
stá hoy en pocas manos, las de unos personajes sin recatos ni reparos éticos ni morales,
quienes así viven violando, con violencia descarada y desbordada,
todos los límites de cualquier decencia conocida o ideada.
Ellas y ellos, quienes se creen con derechos adquiridos, o heredados,
realizan las acciones que sus conciencias les dictan impunemente,
lo que no está justificado es que el resto del planeta lo permita y acepte.
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