Como humanidad, somos lo que somos, porque estamos solos por naturaleza,
n un escenario de una realidad asolada por nuestra propia naturalidad,
donde no encontramos, en las demás especies, los necesarios rivales
para que nos demuestren nuestra irrealidad y sus fatales errores,
en cuanto tomamos las decisiones que nos están afectando a todos.
Sin embargo, el tiempo sigue siendo la fuente de la materia,
con la energía suficiente para involucrar la fuerza universal,
la cual nos hace falta para enrutar un falso destino que aún no se cansa de señalarnos
los repetitivos hitos que nos mantienen en el horror de entender que estamos en un error.