Cafe for the Young, Photo by Leonid Lazarev, 1958
23 septiembre 2020
-Se arregló hoy el día apenas salí a la calle que, en mi caso, (lo de salir a la calle), es andar desde el coche en doble fila hasta el mostrador del quiosco, pedir revista y recibir charla, pues los chicos del PREU andan allí como lobos: “Coño, Enrique, no te dejas ver. Se nota que estás acojonado” y cosas así antes de empezar a hablar de lo nuestro, o sea, de nuestros males que no son otros que los de la Política patria, la dichosa pandemia y lo del último análisis de sangre y orina que, misteriosamente, a todos nos ha salido de PM pues ya sabemos, (por viejos), que si dices que tienes algo, te lo quitan todo.
-La charla se anima cuando Arturo, uno de los más negacionistas del sistema nos abronca con su estilo habitual: “Arriba esos ánimos y abajo la puta depresión y la cabrona superhipocondria. Pienso que no tenemos derecho a quejarnos, ya que hay mucha gente que lo está pasando muchísimo peor. Pensad en los extras que ha tenido una con PCR positiva y ha tenido que hacer confinamiento”. No contaré como continuó, pues hay niños de cuarenta y tantos que nos leen y aquí se trata de dar ejemplo.
-La tertulia se estaba marchando por el camino de la confrontación, cuando de pronto y con un balanceante caminar, apareció la Loli, sí, la barista más “in” de toda la Playa. Los chicos del PREU cambiaron, de golpe, el gesto de su faz, pasando de agresiva a sonriente de viejo verde coqueto, en un segundo.
-Y la Loli con su espectacular movimiento de labios, brazos en jarra y cara de comernos uno a uno de un bocado, nos suelta su discurso: “¿Chicos, estáis enfermos? No os veo por el Ateneo y tú, Enrique, especialmente ¿Te pasa algo? – Venga, dejaros de cháchara y veniros conmigo al Ateneo que hoy ha llegado un chorizo de Salamanca y un fuet de Vic, que están para morirse. Ah, además ha llegado, por fin, el vino del Languedoc que pidió mi chico: Seis cajas de Les Enfants Sauvages Cool Moon 2017“.
-Y el quiosco se quedó sin público. Todos los chicos del PREU, acompañando a la Diva del barismo PLayero, se fueron al Ateneo. Allí, bueno, la que allí se armó, no se puede contar pues yo me fui enseguida, es decir, llegué a la nueve y me fui a las doce, pero tuve bastante. Me acordé mucho del Languedoc, de Salamanca y de Vic, tres lugares que, seguramente, sus habitantes morirán sanos, fuertes y jóvenes, sí, pero más a gusto que un marrano en un charco.
Fuente: etfreixes.blogspot.com
