Foto tomada de página10.com
Por ecnólogo invitado.
Esta es una experiencia mítica, mágica y religiosa. Las culturas indígenas de la amazonía colombiana pudieron conservar y mantener sus prácticas de chamanismo, basadas en el consumo del yagé, su planta más preciada.
De estos grupos se reconocen los siguientes: los kamsá, del Valle del Sibundoy; los siona, habitantes del río Putumayo; los cofanes, del río Putumayo, San Miguel y Guamuez; los coreguaje, localizados sobre las márgenes del río Orteguaza; uitotos, del río Caquetá y sus afluentes; los ingas, del Valle del Sibundoy y Mocoa.
Los indígenas les atribuyen las enfermedades al mundo de los espíritus y a través del efecto del trance producido por el yagé, pueden penetrar a ese mundo que para ellos, es el real, un mundo donde descubren la raíz de la enfermedad, su causa y posible cura. Por eso, en los rituales de yagé hacen sanaciones.
Las visiones que generan el efecto de la planta son llamadas pintas, de ahí la inspiración artística para la elaboración de sus artesanías. Esto demuestra la importancia cultural de la planta en su manifestación material. El bejuco del alma Ayahuasca, como la llaman en Ecuador y Perú, quiere decir, el bejuco del alma o el bejuco de los muertos; en Brasil se le conoce como cappi, y en Colombia, yagé. Su nombre genérico es Banisteriopsis. La harmalina es su principal alcaloide.
Este no es un acto pagano, por el contrario se trata de un ritual de la luz, los taitas son muy marianos. Existen cinco clases de pócimas qué dependiendo cómo se corta el bejuco o se mezcla con las demás plantas hermanas, se denominan: cielo guasca, loro guasca, curi guasca y culebra guasca.
Durante el ceremonial el taita emitía sonidos de animales, soplos silvestres que según supe, se hacían para llamar a los espíritus del bien. Después de que todos tomamos, el taita junto a otros yacegeros experimentados que lo acompañaban, musitaban canciones de la madre tierra, al agitar su báculo para producir un cascabeleo de semillas, que parecía como un río, "no corriendo, si no caminando paso a paso".
El ritual duró toda la noche, de pronto sentimos que el tiempo se detuvo, no hallaba lugar dónde relajarme. Todo era confuso. Cerraba mis ojos y empezaba a ver luces de colores, figuras, cosas muy hermosas. Las plantas hablaban, en un momento senti la presencia muy poderosa de los espíritus chamanicos que me pedian que me arrodillara ante su presencia, me pedian que dejase mi sobervia, lloré mucho y pedi perdon por todos mis errores como persona en este largo camino de la vida, pedí perdon y perdoné a quienes me habian hecho daño, cuando el chaman y sus discipúlos entendieron que mi arrepentimiento era real entonces recibí una luz y luego vi cosas mucho mas muy hermosas. Estaba liberado de mis egos, mis pasiones, mis temores y de cualquier cosa que puediera atar mi voluntad, finalmente de pesar de ser una experiencia dura todo se tornó Hermoso.
La ceremonia termina con un ritual de limpieza donde todos los músicos con sus atuendos indígenas, flautas, quenas, guitarras y tambores, entonan canciones en los lenguajes de esas tribus ancestrales, y a través de plantas y toda clase de sahumerios y lociones naturales se recibe un nuevo amanecer tras liberar todas las cadenas que pueden atar nuestras vidas.