................................................................... Fotografía de Brassaï
29 mayo 2020
– Me asomé a la ventana de uno de mis sueños y vi a un hombre que bajándose de su bicicleta se puso a observar impertérrito, sin apenas moverse, fijamente, una de las paredes del edificio de su vida.
– En la pared no había nada que ver, pero el hombre seguía ahí. Note que, de un modo casi imperceptible, empezó a baear mientras una esbozada sonrisa cambiaba su faz.
– Decidí acercarme. Lo hice sin saber aún ahora como pude hacerlo, y le pregunté: ¿Qué está usted observando tan maravillado y con tanta fijación?
– Sin moverse, sin mirarme siquiera, me contestó: Veo la belleza, la de una vida vivida sin descuido, con pasión y un pleno de aventuras que contar.
– ¿Es su vida? – le pregunté.
– No, es la tuya – me contestó.
– Entonces el hombre, poco a poco, volvió la cabeza y me di cuenta que tenía la misma cara que veo todas las mañanas en el cruel espejo de mi baño. Sonreía y sus ojos brillaban como dos luceros, alargué el brazo para tocarlo y de golpe desapareció mientras su enorme bicicleta se caía ante mí, provocando un tremendo estruendo …
Fuente: etfreixes.blogspot.com