............................................................. Fotografía de Inge Morath
16 mayo 2020/2017
– José Juan, ese excompañero de fatigas de no hace tantos años, busca su norte y su ocupación haciendo bicicleta y mientras tanto cultiva sus largas mañanas y tardes llenándolas de soledad. A sus escasos 60, lleva seis sin empleo fijo y hace como los chicos de Puri, sale de noche a buscar oficio … en busca de alguien que beneficiarse. “No sé, Enrique, venderé el duplex donde vivo y todo lo que tengo pues mis hijos ya no me necesitan desde que no puedo darles nada y, quizás por eso, ya no vienen a dormir a casa y ni siquiera a verme. Venderé todo y me cambiaré a un pequeño apartamento que tengo en la Rambla. Para mi solo y mis trabajos, cuando los encuentro, tengo más que de sobra. Mesa de dibujo, telefóno móvil y un PC portatil, ese es todo mi bagaje para poder sobrevivir, profesionalmente hablando”.
– Mercedes, la chica de las frutas y verduras, tiene su carrera de diseño gráfico y a sus 50 da gracias a dios por tener un empleo de frutera, pues hace dos años su empresa de toda la vida le dijo que la querían mucho pero no podían aguantar la carga de las nóminas y que, con suerte, le irían dando trabajos pero dándose ella de alta en el régimen de autóniomos y, siempre, trabajando en casa o fuera de la oficina. Nunca la llamaron, ni espera que lo hagan.
Pero el día, rápidamente, empezó a cambiar cuando …
– Antoñito, ese viejo torero que nunca nadie ha visto foto alguna de él en lugar alguno, en la tertulia matinal del Kiosko de nuestro Jefe de Prensa, está hoy feliz … “Coño, chicos, hoy cumplo 69 y estoy hecho un chaval” – Raudo nuestro Jefe de Prensa a puesto en marcha su cafetera esa de los Nespreso, o algo así, luego de debajo de la repisa del mostrador, ha sacado una botellita de Marie Brizard y ha dicho: “Chicos, os veo cagaditos a todos, coño, haced como Antoñito, celebrar lo que sea, todo vale, aquí se vive solo una vez.
– Al rato, todos estábamos cantando eso de la “Mocita la del clavel… ” y otras tantas del estilo, dándonos abrazos y saltos de alegría viejuna hasta que Antoñito se vino abajo, le dio un patatús de la emoción y lo hemos tenido que sentar. Solo ha sido un susto, pero por el rato pasado ha valido la pena.
– Unos minutos más tarde, pasa Rubén con su Kia-Carnival, y bajando la ventanilla lanza el grito de guerra: “Chicos, las niñas de la Colombiana han comenzado la sesión de fisioterapia en la Playa, frente al Sidi … y todos mis viejitos como si fuera la final de la Champions, dejaron al pobre Antoñito ahí sentado y se montaron en el Supercoche de Rubén … menos mal que estaba yo allí y les dije: “No os preocupéis por Antoñito, ni por mi, iremos en mi coche”.
– Y Antoñito y yo, mucho más realistas que nuestros congéneres del Kiosko nos fuimos al Ateneo a por nuestro humeante café, a por nuestro asqueroso pincho de tortilla y a por ese vaso de vino corto que tan bueno es para el corazón de los viejitos. De los viejiotos menos achuchados por las cifras de las analíticas del dichoso médico del Centro de Salud que nos tiene a todos fichados y algo más, pues es como si fuera el mismo ojo del GH ¿Cómo sabrá tanto de lo que hacemos? … y en eso estamos todos de acuerdo, seguro que es el cura que se chiva.
– El día promete, ha empezado bien, las excelsas sesentonas de buen ver y algo más, colombianas ellas y amantes del yoga playero, nos dejarán el Ateneo fuera de los tumultos, tanto que hasta la misma Loli, la barista sesentona más cachonda, marchosa y gran profesional donde las haya, de las de este mundo conocido, se nos ha arrancado con una de la Jurado y luego … ay, luego, lo que pasó luego lo dejaré para otro día, pues vivir, sí, vivir, eso es lo primero.
Fuente: etfreixes.blogspot.com