El cerebro sólo aprende si hay emoción

 
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Para Francisco Mora, docente, doctor en Medicina y Neurociencia, y catedrático de Fisiología, la clave no está en fomentar las emociones en el aula, sino en enseñar con emoción. Por eso, un “profesor excelente es capaz de convertir cualquier concepto, incluso de apariencia ‘sosa’, en algo siempre interesante”.

El cerebro sólo aprende si hay emoción

Por Educación 3.0 – Septiembre 5 de 2019

A lo largo de su trayectoria profesional, Francisco Mora ha alternado su labor como docente —es, además de doctor en Medicina y Neurociencia, catedrático de Fisiología en la Universidad Complutense de Madrid y profesor adscrito de Fisiología Molecular y Biofísica en la Universidad de Iowa, en Estados Unidos— con la de investigador (en España y Estados Unidos) y la de divulgador. Tanto en sus conferencias como en sus artículos y libros se centra sobre todo en el funcionamiento del cerebro, en cómo aprendemos y la influencia que tienen las emociones en este proceso. El objetivo: acercar los avances de la neurociencia al público.
Pregunta: ¿Cómo aprende el cerebro?

Respuesta: Aprender es un proceso que ya viene programado genéticamente en el cerebro de todos los organismos. Es la base de la supervivencia del individuo y de la especie, como lo puede ser comer, beber o la propia sexualidad. Aprender y memorizar en su esencia significa hacer asociaciones de eventos que producen cambios en las neuronas y sus contactos con otras neuronas en redes que se extienden a lo largo de muchas áreas del cerebro. Y, en su esencia, todos los cerebros usan los mismos mecanismos neurales de aprendizaje.

P: Y, en el caso concreto de un niño, ¿cómo aprende?

R: Un niño comienza a aprender desde el mismo momento del nacimiento, si no antes. Aprende en los primeros años a través de esos mecanismos básicos que son la imitación, la atención compartida y la empatía, como explico y pongo ejemplos en uno de mis últimos libros ‘Neuroeducación: sólo se puede aprender aquello que se ama’.

P: ¿Qué papel juegan los padres y los docentes en el aprendizaje de un niño?

R: Un papel trascendente, sobre todo en el aprendizaje de valores y normas. Los padres, con su lenguaje, su conducta y, con ella, el respeto a ciertos valores y normas, moldean, cambian la estructura física y química del cerebro del niño de una forma casi definitiva y, por tanto, su futura conducta. El maestro, definitivamente, colabora en ese proceso de manera esencial.

P: Afirma que el cerebro es plástico. ¿Qué significado tiene este concepto? ¿Qué elementos lo hacen más eficiente?

R: Plástico significa modificable. Y eso es el cerebro, no sólo del niño, sino del ser humano a lo largo de casi todo su arco vital. El cerebro cambia en su conformación anatómica, bioquímica y fisiológica, lo que influye en la conducta, en el pensamiento y en el sentimiento del poseedor de ese cerebro. Esos cambios son el resultado de lo que se aprende y memoriza a lo largo de toda una vida. Sin duda, esos procesos son más eficientes en las primeras edades. La esencia y la eficiencia del aprendizaje y de la memoria que modifica el cerebro reside en esa energía cerebral que llamamos emoción.

P: ¿Qué aporta la neurociencia al proceso de enseñanza-aprendizaje?

R: La comprensión acerca de que ‘nada se puede aprender más que aquello que se ama’. Quiero decir, que muy poco se puede enseñar y aprender bien sino esta mediado por la emoción. Y esto se basa en nuestros conocimientos actuales acerca de cómo funciona el cerebro.
R: Un papel trascendente, sobre todo en el aprendizaje de valores y normas. Los padres, con su lenguaje, su conducta y, con ella, el respeto a ciertos valores y normas, moldean, cambian la estructura física y química del cerebro del niño de una forma casi definitiva y, por tanto, su futura conducta. El maestro, definitivamente, colabora en ese proceso de manera esencial.

P: Afirma que el cerebro es plástico. ¿Qué significado tiene este concepto? ¿Qué elementos lo hacen más eficiente?

R: Plástico significa modificable. Y eso es el cerebro, no sólo del niño, sino del ser humano a lo largo de casi todo su arco vital. El cerebro cambia en su conformación anatómica, bioquímica y fisiológica, lo que influye en la conducta, en el pensamiento y en el sentimiento del poseedor de ese cerebro. Esos cambios son el resultado de lo que se aprende y memoriza a lo largo de toda una vida. Sin duda, esos procesos son más eficientes en las primeras edades. La esencia y la eficiencia del aprendizaje y de la memoria que modifica el cerebro reside en esa energía cerebral que llamamos emoción.

P: ¿Qué aporta la neurociencia al proceso de enseñanza-aprendizaje?

R: La comprensión acerca de que ‘nada se puede aprender más que aquello que se ama’. Quiero decir, que muy poco se puede enseñar y aprender bien sino esta mediado por la emoción. Y esto se basa en nuestros conocimientos actuales acerca de cómo funciona el cerebro.
P: ¿Cómo influye Internet en el proceso de aprendizaje? Como se afirma, ¿afecta al proceso de atención que requiere el aprendizaje en los colegios?

R: Comenzamos a creer que sí; sobre todo, en el proceso de atención que requiere el estudio. Se habla de una atención corta y cambiante para Internet que afecta a la atención sostenida del estudio, lo que llamamos atención ejecutiva. Hoy día, se trata de un tema abierto a estudio y discusión.

P: ¿Cree que esa nueva revolución de una educación basada en el cerebro, Neuroeducación, se impondrá en las sociedades occidentales?

R: Creo que sí. La educación siempre ha estado basada en métodos y opiniones, es decir, el humanismo. Es ahora cuando se avecina una nueva cultura, aquélla del encuentro entre humanismo y ciencia. Y es de esta nueva cultura que se destilará esa necesidad de basar la educación en métodos como el científico, crítico y aceptado por casi todo el mundo frente a otros métodos u opiniones de tipo más personal.

En: https://www.educaciontrespuntocero.com

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Neuroeducación en las aulas: cómo despertar la emoción por aprender

La neuroeducación es una disciplina que estudia el papel que juega el cerebro en el proceso de enseñanza y aprendizaje de los estudiantes. ¡Importante en la enseñanza!

Escrito por: Fuente Externa, septiembre 10 de 2018

Para garantizar el éxito de los procesos de enseñanza y aprendizaje, es necesario que vayan acompañados de una actitud básica: la pasión o emoción por aprender. Esto se puede conseguir teniendo en cuenta los últimos avances que ofrece la neurociencia. Te explicamos en qué consiste y cómo la están aplicando algunos centros.

La neuroeducación es una disciplina que estudia el papel que juega el cerebro en el proceso de enseñanza y aprendizaje de los estudiantes. En este sentido, las principales áreas sobre las cuales se asienta son dos: de un lado, las ciencias de la educación y, de otro, la neurociencia, que permite estudiar los fenómenos educativos desde varios enfoques.

Conocimiento y emoción

La principal conclusión de los científicos es que el cerebro asimila mejor los conocimientos si existe sorpresa, curiosidad e implicación emocional: “El cerebro sólo aprende si hay emoción”,afirma Francisco Mora, doctor en Neurociencia y catedrático de Fisiología Humana. Mora, que en su trayectoria se ha centrado sobre todo en cómo funciona el cerebro, cómo aprendemos y la influencia que tienen las emociones en este proceso, recuerda cómo la curiosidad lleva al ser humano a una búsqueda del conocimiento que no sólo es general sino que también se produce en otros contextos como “el colegio, las universidades o en la investigación científica”.

La escritora y psicóloga Begoña Ibarrola afirma que “educar en las emociones es clave para favorecer el aprendizaje” y que, por tanto, los docentes necesitan comprender que “su función como educadores va mucho más allá que la de meros transmisores de información o conocimientos”.

En este sentido, Anna Forés, profesora en la Facultad de Educación de la Universitat de Barcelona, hace hincapié en la necesidad de fomentar la ilusión y las ganas de ir al colegio de los alumnos a los que hay que proponer retos y aventuras de aprendizaje que resulten completamente nuevos para ellos. “Si realmente sabemos cómo aprendemos, podremos mejorar nuestra función y servir de ayuda para ser más efectivos y eficientes”.

Neuroeducación en las aulas

¿A qué edad se aconseja que la neuroeducación sea llevada a las aulas? Forés es contundente: “Cuanto antes mejor. La neurociencia ratifica la importancia de los primeros años de nuestra vida y esto implica una buena formación por parte de los maestros de los más pequeños, además de una más alta consideración por su labor educativa”. Para esta especialista, la neuroeducación es un “conocimiento de fondo que nos ayuda a pensar, repensar y tener una actitud crítica sobre la manera de enseñar y aprender de los alumnos”.

La aplicación de la neurociencia en el ámbito de la enseñanza puede realizarse de distintas formas, pero siempre atendiendo a la diversidad y a la singularidad de cada estudiante para trabajar con toda la riqueza que permita el aula. Forés lo explica de esta manera: “Cada cerebro es único y si un alumno sabe cómo aprende las investigaciones afirman que mejorará su rendimiento. Por eso, si las clases están diseñadas desde los principios de la neuroeducación, también mejorará su aprendizaje”.

Por ejemplo, estudiantes del Colegio Alborada (Alcalá de Henarés, Madrid) y del CEIP El Torreón(Arroyomolinos, Madrid) estudian matemáticas con el método JUMP Math. En concreto, este modelo de enseñanza-aprendizaje (basado en los últimos avances producidos en el ámbito de la neurociencia) “proporciona al docente una buena secuenciación de los contenidos y le ayuda a profundizar en los conceptos matemáticos que se tratan en el aula”, comenta Menchu Garralón, docente de Primaria y coordinadora de Innovación Pedagógica en el Colegio Alborada. Conoce su experiencia.

Desde el CEIP El Torreón, su directora Elvira Flores y Elisa Lucena (profesora de 3º), nos relataron cómo JUMP Math les permite combinar el trabajo individual, por parejas y grupal, favoreciendo el trabajo cooperativo y la figura de los ‘alumnos ayudantes’ que ayudan a sus compañeros a comprender mejor los contenidos.

Por su parte, el Colegio Base de Madrid cuenta con un proyecto basado en una de las ramas de la neuroeducación: la neurodidáctica. En concreto, dicho proyecto está formado por diferentes experiencias entre las que se incluyen ‘Ecobase’ dedicada a la educación medioambiental y concienciación ecológica y ‘Biblioteca de las Emociones’.

La neuroeducación está también presente en el Colegio María Reina Salesianas de Madrid y su aplicación ha permitido la introducción de metodologías activas de pensamiento; la creación de nuevos espacios y experiencias de aprendizaje; y la modificación paulatina del sistema de evaluación.

Más allá de las aulas

Los centros escolares tienen, por otro lado, la posibilidad de que la neuroeducación se pueda aplicar en las visitas culturales que los estudiantes realizan gracias a propuestas como la ofrecida por la página web de Aprendeaver. Su metodología potencia no sólo el aprendizaje sino también el entretenimiento, despertando la pasión y la emoción por aprender. Para ello, se les plantea a los chavales unas series de preguntas y retos que deberán deducir a partir de unos cuadernos especiales que se les entregan o la información que dé el guía.

A la hora de valorar la llegada de la neuroeducación a la enseñanza hay que pensar de manera detenida tanto en el cómo como en el por qué, al igual que ya sucediese con la introducción de los primeros portátiles o pizarras digitales. ¿La razón? “Tenemos muchas experiencias previas que nos demuestran que sólo por introducir un elemento en la educación ésta no va mejorar unilateralmente si no la acompañamos de buenas estrategias. Hay que tener claras las intenciones educativas y los recursos de acompañamiento al profesorado”, concluye Forés.

Fuentes: Neuroeducación en las aulas: cómo despertar la emoción por aprender. Educación 3.0

Publicado en: https://eligeeducar.cl/neuroeducacion-las-aulas-despertar-la-emocion-aprender

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Neurociencia: ¿cómo se transforma la información en conocimiento?

Muchas cosas pasan en un cerebro que aprende. Especialmente en los primeros años de vida, ciertas acciones son determinantes para que dicha información se transforme efectivamente en conocimiento.

Escrito por: Camila Londoño, junio 13 de 2019

El tálamo (parte ubicada en la zona central de la base del cerebro) recibe sensaciones a través de los sentidos. Más adelante, el sistema activador reticular (sar) envía esto a la amígdala cerebral (parte del cuerpo conocida como el centro de las emociones) y lo deriva a la corteza cerebral superior donde finalmente, la dopamina (neurotransmisor de las sensaciones placenteras), activa el hipocampo que está conectado directamente con la memoria. Este proceso neurológico es básicamente la explicación de cómo se transforma la información en conocimiento dentro del cerebro humano.

En su libro Neurociencia y educación, Guía práctica para padres y Docentes, Marcela Garrido Díaz –educadora experta en neurociencia–, narra este proceso complejo.

Pero en términos más simple, explica que para que la información se transforme en conocimiento, debe pasar por la experiencia. Cada etapa de maduración, explica ella, tiene que lograr aprendizajes. Por ejemplo: los bebés deben aprender a confiar en los adultos cercanos, el preescolar necesita aprender a regular su temperamento, aprehender el mundo a través de su experiencia y aprender a evidenciar su autonomía. Los niños que atraviesan la pubertad deben aprender a reflexionar y los adolescentes a hacerse cargo de ellos mismos.

Pero es importante tener en cuenta que para llegar a esto, el cerebro ha tenido que desarrollarse utilizando en gran medida el lenguaje.

Esto quiere decir que lo que pasa desde los primeros años es relevante. En ese sentido, acciones que parecen simples como la estimulación del balbuceo, o de cualquier otro intento de habla, importan y marcan una diferencia en esa transformación de la información. En casa, los padres son los responsables, pero fuera de ella, son los educadores infantiles quienes además de entender a la perfección dichos procesos, los respetan, sentando así las bases de un aprendizaje temprano que marcará la diferencia en el futuro.

Con respecto a eso, Garrido también menciona que hay dos tipos de aprendizaje:

Por un lado está el aprendizaje emocional. Este se relaciona con la amígdala cerebral que guarda la memoria emocional. Hay acciones determinadas asociadas a este tipo de aprendizaje, sobre todo en los primeros años de vida. Por ejemplo: los bebés deben ser tomados físicamente y deben ser tratados de manera holística, completa e integral. Un bebé no tendrá un buen aprendizaje presente y futuro si está asustado, estresado o dañado emocionalmente y por esto es indispensable que tenga una sensación de seguridad y contacto físico y amoroso.

Por otro lado está el aprendizaje cognitivo. Este se relaciona con el hipocampo que guarda la memoria contextual. En las primeras semanas de vida, los bebés empiezan a intuir modelos abstractos de lenguaje, por ejemplo, gestos, caricias, expresiones faciales, expresiones de sonido y el lenguaje de los distintos adultos que los cuidan.

Todo esto es lo que se denomina “estimulación temprana”, es decir, el conjunto de estímulos que se le debe otorgar a los niños desde la casa y desde el aula para que logren crear conexiones en su sistema nervioso central y así, lograr más y mejores aprendizajes. En esta tarea, el trabajo de los educadores infantiles es determinante y entender esto, significa darle más y mejores oportunidades a los niños.

Si quieres saber más sobre el rol de los educadores infantiles, te invitamos a leer esta lista.

Fuentes: Neurociencia y educación, Guía práctica para padres y Docentes, Marcela Garrido Díaz.

Publicado en: https://eligeeducar.cl/neurociencia-se-transforma-la-informacion-conocimiento

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“En filosofía, un monólogo de la profesora no sirve”

María Castro Abarca, profesora de filosofía del Colegio Coronel Eleuterio Ramírez Molina, diseñó un encuentro para que sus estudiantes reflexionaran sobre la política más allá de lo partidista.

Escrito por: Camila Londoño, septiembre 2 de, 2019

La actividad inició con Kendra, una alumna que se paró al frente de sus compañeros para leer una reflexión política. Junto a ella estaban tres personalidades del mundo político chileno: Álvaro Delgado Martínez, concejal del Partido Demócrata Cristiano (DC); Manuel Urrutia Figueroa, presidente del Partido Socialista (PS) de la Región Metropolitana, y Francisco Undurraga, diputado del Partido Evolución Política (Evópoli). Los tres fueron invitados al Colegio Coronel Eleuterio Ramírez Molina por la profesora de filosofía, María Castro Abarca.

El objetivo de la profesora era invitar a sus estudiantes a reflexionar sobre la política más allá de los partidos y para eso, quiso convocar a tres personas que representaran ideales distintos u opuestos. Además de los invitados y los estudiantes de María, en el encuentro también estuvieron presentes los alumnos del Colegio Alcázar.

Después de la lectura de Kendra, los invitados expusieron sus ideas y reflexionaron en torno al eje central del tema propuesto por la docente: la política más allá de lo partidista.
Mientras tanto, los estudiantes escuchaban atentos y se preparaban para impulsar un debate que fue intenso y fructífero. La profesora cuenta que, la decisión de diseñar este espacio tuvo que ver con un interés personal hacia el tema. Además, surgió en respuesta a la necesidad de validar la opinión y los argumentos de sus estudiantes frente al papel de la política en la sociedad chilena y el mundo.

“Me interesaba ampliar la mirada de los estudiantes sobre esta dimensión y actividad del ser humano para darle nuevamente un papel preponderante”, explica María. “El objetivo de crear un encuentro como este también era que se sintieran motivados para generar reflexiones e incluso para animarlos a ser parte de asociaciones y organizaciones que mueven a la sociedad civil, o participar activamente en espacios más micro, como nuestro barrio o el colegio”, explica la profesora.

Parte de la discusión que se generó en el encuentro estaba vinculada al impacto que tiene la política en el mundo frente a situaciones tan críticas como el calentamiento global.

En ese sentido, el debate respondió a temáticas contingentes que hoy, más que nunca, están impulsando a los jóvenes a tomar acciones o medidas. De la mano con esto se generaron cuestionamientos frente a los políticos y su postura con respecto al “futuro” de los niños y jóvenes. Algunos de los estudiantes incluso cuestionaban las escasas y equivocadas acciones de quienes lideran hoy el mundo y lo perjudicial que esto será para el planeta y la sociedad que ellos tendrán que salvar en un futuro no muy lejano. “Este debate permitió que los alumnos pensaran qué tan activos son. Y eso era justo lo que quería despertar: que no se queden inmóviles, que en lugar de hablar sean actores y elijan ser parte de algo de manera consciente y de esta forma, que la masa no los arrastre”, afirma la profesora.

Esta es parte de la misión que desde hace 15 años ha enfrentado María como profesora de filosofía; formar ciudadanos críticos y pensantes a partir de espacios de participación seguros. “Por excelencia, la filosofía es un espacio de encuentro, es un espacio de confianza donde lo que se dice no llega a donde no tiene que llegar. Es un espacio de respeto. “Entonces, ese siempre ha sido el desafío permanente, invitar a los estudiantes a participar en un espacio donde no se juzga y en el cual se pueden pulir las reflexiones que no son tan correctas, pero siempre desde los argumentos, no sólo desde las opiniones”. De hecho, durante el debate, uno de los estudiantes le dijo a otro: “cuáles son tus fuentes”, y justamente esa es la invitación que María hace todos los días en su sala de clase, a indagar en las fuentes, en la realidad, para formar opiniones sólidas.

María se enamoró de la filosofía gracias a un profesor que siempre mostró una forma de enseñar la asignatura de una manera diferente.

Entonces, descubrió que esta área del conocimiento era lo que más le llegaba y era ese el espacio que necesitaba para desarrollarse. Más adelante descubrió la pedagogía, otra área que le permitió entender la filosofía desde otro ángulo, desde la sala de clase. Esto la llevó desde los inicios de su carrera a entender la materia como una actividad en la que el rol de los estudiantes es especialmente relevante. “La filosofía es una actividad y por lo tanto, un monólogo de la profesora no sirve”, destaca la profesora.

Su argumento se traduce en actividades como la lectura de de Kendra, el encuentro político en sí mismo y la reflexión que instauraron sus alumnos y los invitados del otro colegio frente a tres invitados que se fueron sorprendidos por el debate y la opinión de estos jóvenes que en clases como las de María Castro, están desarrollándose como ciudadanos globales, críticos. “El debate que se generó no me lo esperaba tan candente. Me voy gratamente sorprendida. Así que definitivamente debería haber una segunda parte”, comenta la profesora, asegurando la ejecución de más encuentros como este y otros que nutran el desarrollo del pensamiento y razonamiento de los estudiantes frente al mundo.

Publicado en: https://eligeeducar.cl/filosofia-monologo-la-profesora-no-sirve


Fuente: www.educaciontrespuntocero.com
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