México.
La familia de la política mexicana morenista Adilene Navarro puso a su perro en manos de Amarok, un centro de adiestramiento canino.
El can tenía todas sus vacunas en orden, a decir de Adilene. Sin embargo, lo entregaron muerto, en una bolsa.
El hermano de la funcionaria, justamente indignado, castigó con un portazo a una de las veterinarias de dicho centro.
Este caso recuerda al de María Fernanda Mora, la reportera de deportes a la que le tocaron los glúteos y volteó para golpear con un micrófono al pícaro. En ambos casos hay quienes apoyan la justicia por mano propia, y los detractores de esas rudezas.