¡HAY MUCHO QUÉ HACER! Con el “Qué” afirmado del interrogativo; y no el “Que” desanimado de la duda —como en “DUBIA (¿Támos?...)”— : de no saber con desanimo el tener que hacer.
Hay cosas que son de antología. El sueño que tuve anoche es de esos; curiosamente siendo de anfiscio, ya que proyecta sombras en ambas direcciones, en la de lo positivo como en la de lo negativo. Y también muy curioso, y en realidad (para mí) más que extraño —extraño y medio en realidad— .
En él me veía por los lados de la plaza, en lo que antiguamente fue una maderería, viendo como un par de trabajadores metían una barra en un agujero para hacer un sondeo de consistencia, y después de este comenzaba a salir una riada interminable de ratas. Después, mientras uno de ellos salía corriendo espantado, el otro maestro y yo nos apoyábamos cruzados de brazos entre atónitos y divertidos esperando que el aluvión cesara.
Pero. Y aquí es que viene lo raro, es que el sueño se corta de improviso, colocándome nuevamente en la parte sur del parque central, donde me encuentro con el hijo del maestro, con el que nos vamos caminando hacia el norte, por la 100. Cuando, un poco más al norte de la calle de “El Nogal”, sobre el separador, estamos con una Sra. que parece delegada del Jardín Botánico y que está sembrando semillas. Nos ofrecemos a ayudarla y nos entrega una bolsita explicándonos que las esparzamos arrojándolas al aire desde una altura no mayor a 60 cms Lo estamos haciendo, cuando el muchacho me hace caer en cuenta que un grupo de las semillas, con apariencia de granos de arroz blanco, estaban agrupadas bajo una mata de lo que por aquí llamamos “Lengüevaca — https://es.wikipedia.org/wiki/Humedal_de_Guaymaral_y_Torca. https://www.google.com.co/search?q=leng%C3%BCevaca&tbm=isch&tbo=u&source=univ&sa=X&ved=2ahUKEwiatdOB4O_fAhXnYN8KHc-KCYQQsAR6BAgFEAE&biw=1600&bih=783— ” como si hubiesen sido aquilatadas así, premeditadamente. Le dije que eso no era posible porque por allí no había ratones, que hubiesen sido los probables responsables de eso.
Pero, y es aquí donde esto se pone interesante, el chico me menciona que “como aquella vez de los ratones, cuando él y su mamá venían de la plaza y habían visto venir a su papá sin pantalones, que entonces les había respondido que ¡ESOS HIJUEPUTAS RATONES SE LOS HABÍAN COMIDO!”
Si este sueño no es de antología, no sé qué pueda serlo. Me desperté casi inmediatamente con tremenda carcajada. Estupefacto, quedé sentado ipso facto, preguntándome ¡Qué maldita sea la cosa había sido todo eso que había pasado! Y, al contrario de otras ocasiones en que tengo sueños raros, recordando vívidamente todo.
Fisolófia y teología
Viernes, 11 de enero de 2019.
Los Católicos Apostólicos Tridentino-Románicos sabemos que el buen católico debe formarse simultáneamente, lo mejor posible, dentro de sus posibilidades en ambas ramas, amén de en lo básico de la piscología la pisquiatría y la teoquiatría, para evitar comunes avivatadas de vivos.