Pero hay otros en los que bajo ninguna circunstancia ello NO debe hacerse. El albedrío de EL ARTISTA está dado por su peritaje, especialmente por el grado que ostente/demuestre según su “clientela”. Más los hay que amparándose en su título (.) de expertos, pasan descaradamente del albedrío al arbitrio, queriendo imponer lo que se les da la puta gana A QUIENES LES CONTRATAN.
Como decían los abuelos: “EL QUE PAGA, MANDA Y ORDENA”. Al BUEN ENTENDEDOR, pocas palabras.