Apreciar la vida que tenemos: ¿Sabemos hacerlo?

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Apreciar la vida que tenemos: ¿Sabemos hacerlo?


Imagen de internet


29 noviembre 2018

Encontrarte a un amigo del ayer empieza a darte miedo porque la conversación acaba siempre en un lamento sobre males desconocidos y posibles, y un sinfín de penas que son de una incalculable maldad para nuestro ánimo, por lo que, últimamente, cuando me encuentro con alguno evito hacerles la pregunta protocolaria de siempre, tal como el “Holaquetalcomoestás”, porque te lo cuentan.

No obstante mis miedos y a pesar de ellos, hoy me encuentro con Rafi, ese joven veterano de mi quinta con el que hice las Milicias Universitarias en el 68/69 en Castillejos y, ya de entrada, lo vi muy animado, sonriente, contando chistes y relatos, seguramente fantasiosos, sobre sus viajes profesionales al Vietnam en los 90 en busca de ropa hecha para venderla en tiendas de pret a porter y que hasta colocaba, dada su gracia vendedora, en grandes tiendas. Su gracia cordobesa hacía de su discurso, dado su gracejo, algo parecido a una agradable función teatral popular por lo que su mesa estaba llena de niñas sesentonas de buen arreglar y ver, y de envidiosos y despreciativos compañeros de quinta que intentaban sin éxito aguarle el Ron Matusalén de su espectáculo. Después sucedió algo enormemente sencillo y humanamente deseable para todo aquel que no sepa o quiera, sentirse, nunca, una víctima.

Rafi hablaba y hablaba al más puro estilo de los mejores oradores de la tierra que lo vio nacer, (su Córdoba querida), y tras un afectuoso y apretado abrazo a modo de saludo, que me dejó oler su preciado Paco Rabanne Clásic vertido hasta las cejas de su body, me cogió del brazo y me sentó a su lado, tras traer de un ágil salto una de las sillas de la mesa contigua, y sin perder un segundo más continuó su muy escuchado discurso:

“Chicos, chicas, este hombre que acabo de sentar a mi lado es uno de los amantes más raros que jamás haya conocido en mi vida … buen comedor, buen bebedor y hasta buen fumador que fue, pero resulta que es hombre de una sola mujer, sí, una rara avis, el mundo debiera hacerle un homenaje a él y a ella, claro, por aguantarle”

Tuve que llamarle al orden pues tras esa alusión, todos los oyentes agolpados alrededor de la mesa empezaron a bramar un huuuuuuuuuu a modo de abucheo, que me sorprendió. Pero él, (Rafi), en un lance de gran orador, cambió elegantemente el tema y siguió contando aventuras de su estancia, (ahora en la India profunda en el 91), y todos parecían pasar de todo lo que el mundo fuera de esa mesa pudiera ofrecerles. Yo, de modo sigiloso y ante la fuerza del tumulto que presionaba sobre mi silla, fui, de modo discreto, levantándome hasta ir a sentarme en la mesa de los más veteranos en ese Local de mis amores sensibles y allí fue donde tuve que oír lo que de ese café de madrugada iba a quedar en mi como la anécdota de la que tomar oxígeno para mi vida a partir de ese nuevo momento. La Loli y la Leonor, casi al unísono, me informaban de lo que allí sucedía …

“Enrique, se muere, tu amigo se muere, tiene un cáncer de páncreas terminal, le han dado cuatro meses de vida. Ayer salió del Hospital SJ y está aquí para irse despidiendo … nadie lo sabe, solo él y nosotras, que lo hemos recogido del banco de ahí enfrente a las seis de la madrugada, lo sabemos. Venía de ver a tu amigo el Párroco, con el que ha pasado la noche en la misma Sacristía y le ha recomendado que se dedicara a vivir lo que le queda con la mayor y mejor dignidad posible como buen creyente que es. Lo curioso es que nos ha dicho que es feliz, muy feliz recordándola, y que a sus 67 le hubiera gustado vivir más pero que desde que enviudó hace un año ya no le quedaban anhelos que esculpir en el mapa de sus deseos más que buscarla a Ella.” .

El relato de mis amigas sobre el previsible final de Rafi me ha hecho llorar, y mucho, pero me ha enseñado a valorar lo que tengo , lo que quiero y que así quiero seguir mientras la vida me deje hacerlo. ¡¡¡ Un abrazo muy fuerte Rafi ¡¡¡

Fuente: enriquetarragofreixes.wordpress.com
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