“Necesitamos rescatar y eternizar a nuestros personajes para rendirles el homenaje que merecen, para condecorarlos con la medalla del recuerdo. No podemos contar a nuestros hijos únicamente barbarie, violencia y amargura; hay algo que vivimos y llevamos impreso, es nuestra breve historia que puede quedar como una gota en medio de un inmenso océano, si no la rescatamos a tiempo…”. Así nos recordaba el poeta, historiador, empresario y escritor Arturo Solarte Córdoba en su libro La Carcajada del Búho -Graficolor, 2012- la necesidad que tenemos los hombres de rendir tributo de admiración a nuestros muertos para no enterrarlos definitivamente en el sarcófago del olvido. Y es que, en realidad, se muere dos veces; cuando cesan nuestras actividades biológicas y cuando nos olvidan. Y es esta última muerte la más dura, la más trágica, por cuanto implica desaparecer de la memoria, de los recuerdos, de los pensamientos de nuestros conocidos y de los seres queridos. En el caso de Arturo Solarte Córdoba su muerte únicamente es en el plano físico ya que su obra, su palabra y su recuerdo permanecerán en el plano en el que siempre transitó y vislumbró. Será recordado, celebrado y homenajeado por su empeño de hacer de la palabra un templo y un santuario para los hombres.
Nace el 18 de mayo de 1941 en Guaitarilla, se desempeña como concejal del Municipio de Guaitarilla, Contador en la caja Agraria, docente del Colegio Champagnat y del Instituto Femenino Libertad, Catedrático de la Universidad Mariana y como empresario.
Autor de textos de carácter histórico, poético, científico y literario, entre los que destacan: Laureles de mayo, Pluma y lira, El cero y el infinito, Evolución Mente y Materia, Gloria y tragedia de un pueblo, La huella de los Pastos, La carcajada del búho. Obras en su mayoría publicadas gracias a su tesón y su patrimonio y que se conservan en bibliotecas privadas del departamento de Nariño. Su aporte es importante al momento de estudiar y comprender los movimientos comuneros del Sur y los hechos que se presentaron en su natal Guaitarilla con motivo de la insurrección contra los abusos de la corona española.
Gracias a su inquietud como historiador e investigador nos permite conocer en propiedad los sucesos ocurridos en Tuquerres y Guaitarilla con motivo de la sublevación de estos pueblos ante el requerimiento de la corona española de nuevos impuestos y tributos. Nombres como Ramón Cucas Remo, Lorenzo Piscal, Julián Carlosama, Manuela Cumbal, María Paguay y Francisca Aucu se dibujan y rescatan para la memoria de los pueblos gracias a sus estudios y textos. Fue, como el que más, amante de su pueblo natal, de su gente, de su historia, de su lucha por conservar su dignidad y su independencia.
Digno representante de Guaitarilla. Siempre sereno, conciliador, acucioso, reflexivo. Quienes tuvimos el grato honor de conocerlo lo recordaremos como un hombre que siempre auscultó la verdad como una manera de preservar la memoria de su pueblo. Hoy nos resta lamentar su partida y celebrar su presencia en la memoria y en el recuerdo que nos deja en sus libros, en su poesía, en sus tratados de metafísica y en ese su enorme legado espiritual que nos convoca a mirar el árbol sin perder de vista sus raíces.