Ser padres una gran responsabilidad y una hermosa experiencia

 
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5 consejos para ser un mejor padre: Muchos se preguntan por qué no se nos prepara para lo que a menudo se describe como "el trabajo más importante de la vida": criar a un hijo. Pero en BBC Mundo le ofrecemos algunas claves para mejorar la crianza y la salud mental de sus hijos.

Ser padres una gran responsabilidad y una hermosa experiencia

Por BBC.com, en: semana.com, Vida 18 de junio de 2018 5:30:00 p.m.

¿Cuáles son las cosas que todos los padres deberían saber antes de emprender el que se dice es "el trabajo más importante de la vida"?

Esa fue la pregunta que le planteamos a la psicóloga educativa y asesora familiar, Zubeida Dasgupta, quien compartió cinco claves para mejorar la crianza y la salud mental de sus hijos.

1. Conéctate y sintonízate con él

Para ayudar a sus hijos a sentirse seguros desde el inicio de su vida debe conectarse y sintonizarse con ellos, al tiempo que también establezca límites claros y consistentes.

Su objetivo debe ser establecer una relación que le permita saber o que su hijo necesita en determinado momento, lo que está pensando y sintiendo.

¿Lo necesita a usted? ¿O necesita un poco de espacio? Tiene que estar preparado para saber qué es lo que quiere.

Si la relación está sintonizada, entonces el niño se sentirá seguro y podrá manejar las dificultades en el mundo externo.

Hay mucha evidencia que muestra que los niños que no obtienen esto en los primeros 1.000 días de su vida no desarrollan una buena capacidad de apego.

Y los momentos de alegría compartida también son importantes porque lo harán sentir bien como padre, y ayudarán a la comunicación e interacción con su hijo.

2. Cuide su propia salud mental

Debe estar consciente de qué es lo que le produce estrés, ansiedad o depresión.

¿Cuenta con una red de apoyo, ya sea su pareja, amigos, familiares o reuniones locales de padres?

Asegurese de que tiene apoyo porque esto lo hará sentir menos aislado, porque tendrá espacio para desahogarse.

Para los padres que trabajan puede ser realmente estresante equilibrar la crianza de los hijos con un empleo.

Pero si nos sentimos tranquilos y en calma, si nos sentimos mentalmente bien, podremos apoyar mejor a nuestros hijos.

3. No desborde sus días con actividades

Da a sus hijos tiempo y espacio.

A menudo queremos llenar sus días de actividades cuando en realidad deberíamos quitar el pie del acelerador y tratar solamente de "ser".

Demasiadas actividades, sin embargo, ejercen presión y expectativas en el niño. Eso no les permite tener el espacio para ser ellos mismos y hacerse conscientes de sí mismos.

A menudo vivimos en la modalidad de "apresurado" y no en la modalidad de "ser".

Si tenemos espacio, tanto en tiempo como en nuestra mente, podemos escuchar lo que nuestros hijos dicen, ya sea verbalmente o no verbalmente.

De esta forma será más probable que el niño hable de sus sentimientos.

No tienen que ser horas, sólo pase 10 minutos en el mundo de su hijo, observando, uniéndose a sus actividades, siguiendo su juego.

Discuta los sentimientos en situaciones diarias. Por ejemplo en los libros, ¿qué sienten los personajes? Muestre con delicadeza interés en lo que su hijo está sintiendo y pensando.

Esto ayuda a los niños a desarrollar el vocabulario para hablar sobre sus sentimientos.

4. Ayúdelo a ser resiliente y a resistir la frustración

Ayude a su hijo a ser más resiliente, incluso desde una edad temprana.

Si no puede introducir un cubo en un juego de formas, usted no podrá sentir su frustración ni ayudarle a soportarla.

Pero todos hemos enfrentado frustración a lo largo de nuestra vida. Y aprender a ser resiliente y a resistir la frustración es una buena habilidad.

Intente ser un padre sensible que puede juzgar hasta dónde puede ayudar a su hijo a tolerar la frustración.

Así, cuando el niño logre controlar una situación realmente bien, muéstrele lo que ha hecho y ayúdele a reflexionar en ello.

5. Las "otras cinco" porciones básicas que debemos consumir todos los días

Los expertos en salud afirman que debemos asegurarnos de comer cinco porciones de frutas y verduras al día para mejorar nuestra salud física.

Pero hay otras cinco cosas que también debemos tener diariamente para mejorar nuestra salud mental:

* Viva el momento con atención plena
* Establezca relaciones
* Ejercítese
* Aprenda algo nuevo
* Sea generoso

La idea es que usted haga un poco de cada una de estas cosas cada día para mantenerse mentalmente sano.

Los padres también deben confiar en sus instintos si están preocupados por la salud mental de sus hijos y pedir consejo a su médico.

Y un consejo adicional...

¡Diviértase! Porque la risa libera las hormonas de la felicidad.


https://www.semana.com/educacion/articulo/como-ser-un-mejor-padre/571969


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10 Consejos para ser un mejor papá

1. Dale tiempo a tus hijos.

Dime a qué dedicas tu tiempo y te diré qué amas. Haz un plan de juegos, salidas, comidas, etc. y separa tiempo en tu agenda para dedicarte única y exclusivamente a tus hijos; ellos nunca olvidarán esos momentos.

2. No escondas tu cariño.

Muchos latinos crecimos en una cultura donde no era costumbre que el papá demostrara afecto o que participara en la crianza de los hijos, pero sentir afecto, aceptación y seguridad de parte de un padre ayuda a que los niños desarrollen una buena autoestima.

3. Crea un ambiente de amor y respeto.

Además del cariño hacia tus hijos y el tiempo que les dedicas, es importante que ellos vean que tú respetas a su madre, ya sea que tú y ella estén juntos o no. Esto dará a los niños la seguridad y estabilidad que necesitan para desarrollarse.

4. Aprovecha cada oportunidad.

Convierte los tiempos de comida, quehaceres de la casa, tareas de la escuela, viajes en el auto y cualquier situación en una oportunidad más de compartir y enseñar a tus hijos valores como: el amor al trabajo, ser agradecidos, la honestidad, servicio, trabajo en equipo, reciclar, etc. ¡Hazlo divertido!

5. Comunícate en forma positiva.

Anima a tus hijos a siempre dar lo mejor de sí mismos y resalta sus destrezas y virtudes. Ellos necesitan tu aprecio y aliento. Escucha a tus hijos; conoce sus historias, sus intereses y sus temores; déjales saber que pueden confiar en ti.

6. Lee con tus hijos.

Enséñales el amor a la lectura desde muy pequeños. Leer es una de las mejores maneras de garantizar que ellos tengan una vida de éxito. Ya cuando entren a la escuela, ayúdales con las tareas; comparte con ellos la alegría de saber y aprender constantemente.

7. Disciplínalos con amor y paciencia.

Pon reglas claras, justas y razonables. Recuerda que el objetivo es que los niños desarrollen un buen comportamiento y carácter. No dejes que el enojo te domine; si es necesario toma tiempo para pensar y discutir con tu pareja la mejor manera de corrección que ayude a los niños a entender la lección y mejorar.

8. Enséñales con tu ejemplo.

Tus acciones hablan más fuerte que tus palabras. Tus hijos imitarán tu comportamiento lo quieras o no. Sé consistente en lo que dices y haces. Muéstrate ante ellos honestamente como un ser humano con virtudes y defectos y verás que ellos también aprenderán a confiar en ti y ser honestos siempre.

9. No los sobreprotejas. Déjalos vivir.

Es importante que tus hijos sepan que tu amor hacia ellos es incondicional y que pueden contar contigo en cualquier circunstancia, pero ellos también necesitan entender que sus acciones tienen consecuencias y que sus decisiones, buenas o malas, marcarán su destino.

10. Crea memorias, guárdalas, y compártelas con ellos.

Los momentos que estás viviendo hoy con tus hijos son la historia de tu familia y pasan tan rápido. No dejes que se te escapen. Toma la foto, graba el video, escríbeles una carta o tarjeta en esas ocasiones especiales. Compartir estas memorias te ayudará a recordarles de dónde vienen y guiarlos hacia dónde van en la vida.

Publicado en:

https://www.fatherhood.gov/espanol/consejos/mejorpapa


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Psicología Educativa y del Desarrollo

21 consejos para ser un buen padre y educar bien

Cuidar y educar de los más jóvenes no es fácil. Te damos pautas para hacerlo del mejor modo posible.

Por Francis Castel, en: psicologiaymente.net

Criar a un hijo nunca es fácil. Ser padre supone tener en cuenta una gran cantidad de aspectos que pueden afectar a cómo nuestra progenie puede llegar a desarrollarse.

Si bien la mayor parte de los padres lo hacen lo mejor que pueden y en la mayoría de los casos lo acaban haciendo bien, resulta frecuente encontrar personas con dudas sobre qué deben hacer para ejercer su papel de la mejor forma posible.

Educar bien: un reto para padres en apuros

Dicho de otra manera, no es raro preguntarse qué hacer para ser un buen padre (o madre). Por ello, en este artículo puedes encontrar una serie de consejos para ser buen padre y proporcionar un entorno estimulante y favorecer de un correcto desarrollo físico y mental.

Artículo relacionado: "El apego infantil: definición, funciones y tipos"

1. Comunícate y escucha a tus hijos

Los niños necesitan que se manifieste interés por ellos, necesitan sentirse importantes para sus seres queridos. Escuchar qué tienen que decir, sus vivencias y preocupaciones, implica que nos preocupamos e interesamos por ellos.

Asimismo, el adulto debe compartir también sus pensamientos y emociones de manera que se manifieste confianza y se permita un vínculo estrecho. Es muy importante hablar con los hijos y no a los hijos.

2. Comparte y pasa tiempo con ellos

La presencia o ausencia de una figura parental concreta es un factor muy influyente en el desarrollo de un niño o niña.

Aún si por aspectos laborales no es posible un contacto continuado, el tiempo que se pasa con los hijos debe ser enriquecedor y activo de manera que se viva como algo motivador e ilusionante. Habla, lee, juega, enséñales cosas o haz excursiones con ellos.

3. Da ejemplo

Es sencillo decirle a alguien lo que debe hacer, pero lo que se termina aprendiendo es lo que vemos hacer a los demás. Nuestros hijos imitarán el comportamiento que observen en el hogar. Debemos hacer que nuestro discurso y nuestros actos vayan de la mano con el fin de que el niño aprenda en base a la coherencia.

Asimismo, actividades como realizar las tareas del hogar, leer o hacer deportes son llevados a cabo con facilidad si el niño observa que sus figuras de referencia suelen llevarlas a cabo.

Quizás te interese: "Aprendizaje vicario: observando a otros para educarnos"

4. Demuestra afecto

Se ha demostrado que el hecho de que ambos progenitores lleven a cabo muestras de cariño con sus hijos mejora el nivel de felicidad y autoestima de éstos últimos. Manifestar tu cariño y afecto por tus hijos de forma directa es algo esencial. Provoca que los niños se sientan aceptados y queridos.

Se trata de hacerles ver que se les quiere de forma incondicional. También aprenden a mostrar afecto hacia los demás y que dicha expresión no resulta inadecuada o vergonzosa.

5. Establece límites

Es imprescindible que el niño tenga unos límites marcados (si bien flexibles), de cara a saber qué hacer y hasta dónde pueden llegar. Ser excesivamente permisivo hará que no tenga un patrón por el cual guiar su conducta.

Artículo relacionado: "Disciplina positiva: educando desde el respeto mutuo"

6. No le compares con otros

Realizar comparaciones con otras personas puede hacer pensar el niño que él no es suficientemente bueno o que es apreciado o debe apreciarse a sí mismo en función de lo que los demás tengan o hagan. Además, esto perjudica la relación paterno-filial, así como puede perjudicar la posible relación del niño con la personas con la que es comparada.

7. Elogia sus logros

Muy a menudo las personas destacamos las cosas malas que hacen los demás, mientras que cuando hacen algo bien solemos considerar que se ha hecho lo que se debía y no se hace mención a ello.

Es importante para un niño que cuando haga algo bien o cumpla un objetivo o logro ello sea elogiado y celebrado por parte de los padres. De este modo el niño ve reforzado su buen comportamiento. Este es uno de los consejos para ser un buen padre más útiles de cara a potenciar el aprendizaje de los pequeños.

8. No le sobreprotejas: dale espacio

Un error típico de muchos progenitores es la idea de proteger continuamente a su hijo, intentando limitar posibles situaciones que puedan hacerle daño. Pero la sobreprotección no deja aprender y crecer al individuo y dificulta que sea capaz de tomar sus propias decisiones. Déjale caerse y cometer sus propios errores.

Artículo relacionado: "Niños sobreprotegidos: 6 errores educativos que los dañan"

9. Evita la rigidez

Un estilo educativo demasiado rígido puede genera un patrón de pensamiento y comportamiento temeroso e inseguro, una reactividad exagerada o un comportamiento inflexible y limitado.

Es necesario que se presente cierta flexibilidad que haga ver que las cosas puedan cambiar, que existen diferentes puntos de vista. Se les ha de explicar el porqué de las decisiones. Se trata de proporcionar límites y un cierto orden pero sin volverse un tirano.

10. Interésate por su visión del mundo

Puede que no tengan el nivel de comprensión de la situación de un adulto, pero los niños también generan sus propias opiniones respecto al mundo. Preguntar por su opinión nos permite conocer mejor a nuestro hijo y puede servir para despejar dudas y miedos en el menor, además de hacerle ver que su opinión es importante y válida.

11. No a la sobreexigencia

Es positivo creer en las posibilidades de nuestros hijos y motivarles a actuar y a maximizar sus potencialidades. Sin embargo, hemos de procurar no demandarles demasiado y demasiado rápido. Cada persona avanza en la vida a la velocidad que puede, y si se le exige en exceso puede acabar bloqueándose y/o provocar frustración y la sensación de que nada de lo que logra es suficiente.

12. No les grites

En ocasiones la conducta de los niños puede tener efectos negativos y provocarnos cierto nivel de enfado. Sin embargo, que se porten mal no es motivo para gritarles. Los gritos suponen un acto humillante y doloroso para ellos y no arreglan la situación. Es preferible explicarles tranquilamente por qué su actuación no es correcta y qué resultados tiene, incluyendo posibles castigos.

13. Contesta sus dudas

La infancia y la adolescencia son épocas en las que los más jóvenes empiezan a observar diferentes aspectos de la realidad, descubriendo una gran cantidad de información. El mundo es complejo y lo que observamos puede generarnos una gran cantidad de dudas. Responderlas supone aumentar la información de la progenie respecto a los diferentes aspectos de la realidad, a la vez que permite una mayor vinculación con ellos.

14. No reprimas ni sus emociones ni las tuyas

Reprimir las emociones, sean las del niño o las propias, puede provocar que el niño las vea como una debilidad o algo aversivo que debe ser ocultado. Resulta muy recomendable ayudar a su expresión tanto a nivel directo como indirecto (a través de dibujos o juegos).

Por ejemplo, si muere algún allegado no es malo llorar delante del menor, puesto que esto le enseña que no es malo expresar la tristeza. Esto es necesario tanto para emociones positivas como la alegría o el amor como para emociones negativas.

15. Vigila tus expectativas

Es lógico que cuando nace un niño sus padres piensen en cómo será al crecer y cómo les gustaría que viviera la vida. Sin embargo, hemos de procurar no hacernos expectativas excesivamente rígidas.

Tú y tus hijos no sois la misma persona. No hemos de intentar que vivan la vida que nosotros quisiéramos haber vivido, sino que debemos apoyarles para que vivan la vida que ellos mismos quieran vivir.

16. Sé coherente

La ambivalencia en el trato al menor, en la aplicación de normas o el hecho de no tener unos límites establecidos de forma clara, supone un elevado nivel de confusión para el niño en desarrollo.

Si le castigas por algo pero luego le compras un juguete para que se ponga contento provocas un mensaje contradictorio en el que no sabrá si algo está bien o mal. Lo mismo ocurre si las normas cambian en función de quienes las obedecen. Es necesario tener coherencia a la hora de actuar.

17. Admite tus errores y acepta los suyos

Puede que estemos tentados de ser héroes para nuestros hijos, alguien que nunca se equivoca y lo hace todo bien. Sin embargo, todo el mundo comete errores. Reconocerlos supone que el niño sea capaz de ver el error no como algo vergonzoso sino algo a partir de lo cual puede mejorarse.

Explicarle el error y el porqué de éste supone una oportunidad para el aprendizaje y adquisición de valores como la honestidad. Del mismo modo es necesario aceptar que los hijos cometen errores y no criticarles ni avergonzarles por ello, sino comprenderles y apoyarles.

18. Genera un clima familiar respetuoso

Es muy importante para el correcto desarrollo poder contar con un clima familiar adecuado que genere estimulación positiva y permita la adquisición de confianza y de diferentes valores. Esto implica que no solo hemos de centrarnos en el niño como ser, si no también en el entorno que le estamos ofreciendo.

La vinculación entre los progenitores, su vida social y la participación en la comunidad son aspectos que de algún modo van a acabar grabándose en la mente del menor.

19. Edúcale

Puede parecer algo obvio, pero es importante participar en la educación de los hijos. Mostrarles una forma de ver el mundo, enseñarles a actuar y cómo funciona la sociedad y el medio que les rodea, establecer límites y transmitir normas y valores como el respeto, la tolerancia y la convivencia son elementos de gran importancia de cara al desarrollo eficiente y adaptativo del menor.

20. No te obsesiones con ser un padre perfecto

Si bien estos consejos están pensados para reflexionar y visualizar diferentes aspectos importantes en la educación de un niño o niña, no hemos de obsesionarnos con la idea de hacerlo todo bien. Habrá veces en las que te encuentres mal, que pierdas la paciencia, que no te des cuenta de que algo le pasa a tu hijo, que no puedas estar presente o que por algún motivo cometas diferentes errores.

Pensar que debemos ser siempre perfectos es perjudicial ya que se pierde espontaneidad y da apariencia de ser algo forzado, con lo que se reduce la credibilidad. Además, se transmite al niño la idea de que debemos ser siempre exquisitos en nuestro trato con los demás, cosa que puede provocar que sea excesivamente exigente en sus relaciones tanto por su parte hacia los demás como a la inversa.

21. Ser padre es para siempre

Ser padre es algo de por vida. No es algo que podamos dejar cuando queramos ni algo que tenga fecha de caducidad cuando, cuando el niño alcanza la mayoría de edad. Quizás nuestros hijos adultos no dependan de nosotros de la misma manera que en su infancia, pero siempre debemos estar disponibles para ellos.

Publicado en:

https://psicologiaymente.net/desarrollo/consejos-ser-buen-padre


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A los papás que no ayudan

Por Carolina Vegas, Editora de Semana y autora de las novelas Un amor líquido y El cuaderno de Isabel (Grijalbo). En: semana.com, Vida Moderna, 23 de junio de 2018 10:00:00 a.m.

Aún hoy existe esa idea absurda de que en la crianza los papás han de ayudar, o colaborar, a las mamás. Pero en el año 2018 esa noción no solo es retardataria, sino insultante hacia los papás que son padres y crían, educan y cuidan. A ellos, este texto.

Me encanta mirarlos. Me encanta ver cómo patanean, cómo juegan, cómo se parecen. Cuando los observo dormidos, arrunchados, pienso siempre: qué suerte tengo de haber escogido a una gran pareja y que él sea el padre de mi hijo. Una paternidad buscada, decidida y deseada. Un hombre que es tan buen papá como el mío.

Yo siempre he tenido un papá. Y por padre me refiero no solo aquel que aporta su esperma o su apellido en el registro civil, o plata al hogar y luego se sienta a la cabecera de la mesa a ejercer su autoridad. Tengo un papá en el sentido de un hombre que me crió, que me cambió los pañales, me dio teteros, me despertó cada mañana mientras viví en su casa y me hizo el desayuno. Uno que me ha cuidado cuando he estado enferma, que ha hecho curaciones, limpiado lágrimas y mocos, y atendido pospartos.

Un padre que también ha cuidado a mi hijo, le ha cambiado pañales, le ha dado de comer y lo ha arrullado por la noche para que se duerma. Mi mamá y mi papá son un equipo en donde la labor de cuidar, educar y criar siempre ha estado repartida. Y aunque para mí su presencia es obvia, cuando era pequeña su nivel de participación en el hogar era considerado superior a la norma. Es más, cuando hoy le cuento a la gente que mi hijo está con su abuelo, todavía abren los ojos y acercan la cabeza como pidiendo que repita la frase porque creen que no entendieron bien. Sí, mi hijo desde que era bebé ha estado al cuidado de mi papá por periodos de tiempo prolongados.

Es curioso cómo seguimos repitiendo, como loras, que los hijos son de las mamás. Como aún a muchas de nosotras una señora mayor le ha lanzado esa frase en algún momento de la gestación o la crianza temprana, como si se tratara de una verdad revelada. Como si estuvieran aclarando el misterio de la vida. Es verdad que en un país como el nuestro la paternidad, en muchísimos casos, resulta inexistente. Que en efecto hay muchos hombres que hacen hijos a diestra y siniestra, para luego rechazar sus responsabilidades y desaparecer de la vida de las madres y los retoños.

Que al final en muchas familias la figura del padre resulta tan ajena y ausente como una criatura mitológica que se nombra pero nunca se ha visto. Pero eso no quiere decir de ninguna manera que todos los padres sean figuras decorativas, o que muchos de ellos no realicen una labor protagónica en la crianza de sus hijos. O que el rol de los padres, el rol histórico en una sociedad tan machista como la nuestra en donde papá era aquel que traía la comida, regañaba y de vez en cuando llevaba a sus hijos a cine o a tomar onces y ya, porque la crianza era tema de mujeres, no haya cambiado en las nuevas generaciones.

“Estamos en un momento en que nos toca reinventar la masculinidad. El feminismo y la igualdad, que son imparables, implican replantear muchas cosas que antes se sentían masculinas”, me asegura Santiago, el papá de Luca, mi esposo, el papá de mi hijo, mientras conversamos sobre el tema de este artículo. Y mientras lo escribo recuerdo cómo fue él quien cambió los primeros pañales de nuestro bebé, porque mi cesárea me dificultaba varios movimientos esos primero días.

Cómo aprendió a sostener la cabeza de nuestro niño para que se agarrara bien a la teta, porque yo sola no le cogí el tiro tan rápido. Y también cómo lloró cuando se acabaron los 8 días de su licencia de paternidad. “Creo que el feminismo ha logrado mucho, pero la igualdad es de parte y parte, y la Ley María para los papás es cortísima”, me asegura, mientras mastica su pollo apanado, la comida favorita de nuestro Luca. Tiene razón.

La realidad es que aún hay muchos temas estructurales que demeritan el rol de los padres. Incluida yo misma, que en el afán por ser una súper mamá muchas veces he bloqueado los brazos de Santiago por creer que los míos son más importantes o efectivos a la hora de consolar. El aprendizaje en la igualdad es un tema de todos los días y quiero acá aceptar que más allá de la sociedad, también es uno mismo el que debe cambiar sus esquemas preprogramados y vaciar su cabeza de basura. Así que Santi, siento mucho las veces que no te he dejado, que te quitado, que te he criticado por no hacer las cosas como las haría yo. Gracias por ser un papá superior.

Mientras seguimos comiendo, tranquilos porque el pequeño ya duerme profundo y podemos tomarnos unos minutos para charlar, me impresiona la repuesta que me da cuando le pregunto qué es lo que más le ha impresionado de su experiencia como padre. “Lo que más me impacta es una noción enteramente nueva sobre mi propia mortalidad y el sentido del riesgo. Mi vida no es solo mi vida. Mi vida también es no dejar a alguien huérfano”, me responde. Y mi voz se quiebra, porque mi espíritu de periodista se funde con mi corazón de madre y veo que tenemos exactamente el mismo temor desde que llegó Luca a nuestras vidas. Quizás por eso estábamos destinados a criarlo juntos.

¡Feliz día, papás!

Cada día veo más y más hombres que viven una paternidad plena y que no ayudan, porque lo suyo no es una colaboración, es una labor igual de importante a la de la otra unidad parental. Así que entre mis amigos me atreví a hacer unas cuantas preguntas a unos cuántos padres superiores y acá se las comparto.

¿Cómo ha cambiado tu vida desde que eres papá?

“Es otra vida porque nada me interesa de la misma manera. Nada me importa más que mi esposa y mis hijos, y mi mamá. Ni escribir. Ni ver películas. La gente de mi familia siempre ha sido para mí lo más interesante, lo más importante de mi vida. Pero desde que soy papá creo que estoy en donde tengo que estar y vivo en concreto y las amenazas del mundo no son lo primero que me preocupa cuando me despierto”, Ricardo, papá de Pascual e Inés.

¿Qué es lo más impresionante, para bien y para mal, que has vivido desde tu experiencia como padre?

“Lo más impresionante es la sensación de vivir la vida a través de otra persona. Sentir el dolor ajeno como propio y los triunfos de mi hija como si fueran los míos”, Antonio, papá de Juliana.

¿Sientes que es diferente tu paternidad a la de tu papá?

“Sí, claro. Un solo ejemplo: mi padre siempre ha sido un buen papá, pero supongo que por cuestiones culturales le ha costado mucho expresar sus sentimientos de manera abierta. Yo he tratado de cambiar eso con mi hijo, y por eso todo el tiempo lo abrazo y le digo que lo amo”, Martín, papá de Emilio.

Publicado en:

https://www.semana.com/vida-moderna/articulo/a-los-papas-que-no-ayudan-padres-carolina-vegas/572677



Fuente: www.semana.com
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