Domingo, 15 de abril de 2018.
Son tres aspectos, situaciones —estados— personales de la vida que, para hablar de uno de ellos, hacen que el entendimiento caiga en una confusión que enoja al que busca…
Determinar qué es qué en esto es meterse en un lío inmisericorde, pues no es fácil determinar si se es despreocupado, o si eso y por qué puede y/o como mutarse en fastidio…, lo curioso ahí es que si esto último se da desde lo segundo entonces ello NO es lo tercero…, ¿no?
Este tema es, aunque parezca sorprendente, causa común tácita y/pero “INMATERIAL” de la humanidad (“humanidad”. Desde que metieron al cerdo golpista malparido ese que aplastaron en el Vaticano la palabra se volvió tan hueca como cascaron de huevo roto), la gente por una u otra razón le busca la respuesta en silencio: por y para sí más que nada…
La comprensión entre despreocupación y fastidio (aburrido) es más o menos discernible, pero cuando nos hablan de ser felices nace automáticamente la inquietud, la gente inmediatamente se siente como si le colocasen arriba de una pelota a hacer equilibrio; siente que algo dentro de sí se hunde en un mundo de niebla y peligros sin sentido.
Buen día.
P.D.: eso es…, perdóneme, como la confusión tan violenta que hay entre mundo físico-científico/intelectual, y mundo espiritual. A la gente le meten cualquier cantidad de estupideces con el cuento de que “ES ESPIRITUAL”, cuando a la meridiana luz de la lógica NO LO ES.